Tradición que evoluciona: jóvenes y cultura popular

La riqueza de esta celebración está también en su capacidad de adaptarse y renacer con el tiempo, sin perder su esencia. Uno de los logros más importantes de los últimos años es la reincorporación de los jóvenes, no únicamente como espectadores, sino como actores activos.

Tradición que evoluciona: jóvenes y cultura popular

En 2018, un grupo de promotores culturales revivió la elección de «Señorita El Consejo», un evento con raíces en los años 40. Hoy, esa elección no es simplemente un certamen de belleza, sino una plataforma de identidad, en la que las candidatas, jóvenes del municipio, se convierten en embajadoras de la cultura local.

Además, se organizan cabalgatas, torneos deportivos, exposiciones de arte, conciertos de música criolla y salsa, todo ello bajo la programación organizada por las autoridades  municipales, la parroquia, instituciones culturales y vecinos organizados, quienes hacen una fusión perfecta para venerar a su patrona.

El Museo de los Vestidos de la Virgen, inaugurado en la casa parroquial, es otro ejemplo de cómo el patrimonio intangible comienza a tomar forma concreta, accesible a todos. Allí, los trajes pasados se conservan con amor, pues son piezas de arte devocional que cuentan la historia de un pueblo, año tras año.

Tradición que evoluciona: jóvenes y cultura popular

La virgen es alma y espejo de la comunidad

Quienes caminan las calles del pueblo durante los días previos al 8 de septiembre, no están simplemente en presencia de un evento religioso; lo que se vive es un ritual colectivo que activa la memoria, el arte, el canto, la devoción, la estética y el tejido social.

El pueblo entero se transforma, se arreglan las casas, se levantan altares; se visten calles con flores, luces y cánticos. Vecinos de sectores como: Quebrada Seca, Las Rosas, Juan Moreno,  Bosque Lindo, Altos del Tuy o Sabaneta; preparan almuerzos, misas familiares, serenatas espontáneas, todos impulsados por un mismo propósito, honrar a la Virgen. Y al hacerlo, se reencuentran entre sí, como si la fe fuese también un puente para reconstruir lazos sociales.

Es, como lo dice doña Ana Teresa Delgado, devota desde niña, «Una fecha donde el pueblo se une. Aquí no hay diferencias, todos somos hijos de la Virgen». Para ella y muchos más, la festividad es un momento sagrado, pero también profundamente humano, donde cada persona se convierte en guardián de una herencia.

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DANIEL MELLADO | elsiglo

LG