La historia de la ciencia está llena de figuras femeninas que rompieron barreras y allanaron el camino para las generaciones futuras. En España, una mujer fue pionera en la ciencia.

Mientras en otros lugares de Europa nos resuenan los nombres de científicas como la astrónoma británica Caroline Herschel (hermana de William Herschel), descubridora de varios cometas y que recibió la Medalla de oro de la Real Sociedad Astronómica, o la matemática, física y filósofa francesa Émilie du Châtelet, traductora de los Principia de Isaac Newton, en España, hay un nombre muy destacado pero quizá poco conocido de una matemática muy especial: María Andresa Casamayor de La Coma.
Una época muy difícil para ser mujer de ciencia
La historia de la ciencia está repleta de figuras que han desafiado convenciones y derribado barreras, allanando el camino para las generaciones futuras. Precisamente hoy nos acercamos a la figura de una de ellas, María Juana Rosa Andresa Casamayor de La Coma (1720-1780), que fue la primera mujer en España que publicó un texto científico que ha llegado a nuestro días. Es más, destacó en un campo en el que, durante el siglo XVIII, estaba circunscrito a los hombres.
Inspiración
María Andresa Casamayor de La Coma sentó un precedente para las mujeres en la ciencia, demostrando que la destreza intelectual y la investigación científica no estaban limitadas por el género. Su determinación de perseguir sus intereses en un campo dominado por los hombres inspiró a futuras generaciones de mujeres a seguir sus pasos, como muchas otras mujeres hicieron, han hecho y siguen haciendo, como Lise Meitner, la madre de la física nuclear cuyo trabajo sobre la fisión nuclear revolucionó nuestra comprensión de la ciencia atómica en una época en la que a menudo se desalentaba a las mujeres a cursar estudios superiores (siglo XIX), o Rosalind Franklin, la heroína anónima del ADN, una química y cristalógrafa de rayos X cuya investigación fue fundamental para comprender la estructura molecular del ADN. A pesar de la falta de reconocimiento en su momento, el trabajo de Franklin ha sido celebrado desde entonces por su papel crucial en la resolución de los misterios del material genético.
Respecto a Casamayor, no cabe duda de que su historia es igualmente un poderoso recordatorio de la importancia de la perseverancia y el impacto que una persona puede tener en la sociedad. Para celebrar su figura, el Ayuntamiento de Zaragoza nombró un grupo de viviendas con su nombre; también podemos encontrar una calle en honor de esta científica zaragozana y un colegio público también nombrado en su honor.
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SG