¿Puede un ciberataque tumbar la red eléctrica de un país?

El apagón masivo que afecta a España y Portugal reabre el temor a un posible ciberataque contra infraestructuras críticas.

¿Puede un ciberataque tumbar la red eléctrica de un país?

España sigue enfrentándose hoy a una crisis energética sin precedentes tras el apagón masivo que, desde las 12:30 horas, ha dejado sin suministro eléctrico a buena parte de la península y a zonas de Portugal. Mientras Red Eléctrica trabaja para restablecer de forma paulatina la tensión, el origen del fallo sigue envuelto en incógnitas. Y con la incertidumbre, surge una pregunta inevitable: ¿podría estar detrás de este «cero» eléctrico un ciberataque?

La caída abrupta de la tensión en todo el sistema peninsular, confirmada oficialmente como un fenómeno «excepcional y totalmente extraordinario» por Red Eléctrica, ha obligado a activar los planes de recuperación de la red. Un proceso que, según han anunciado, podría tardar entre seis y diez horas en completarse. Aunque de momento la compañía gestora de la red de transporte no se aventura a especular sobre las causas, fuentes oficiales han asegurado que «no tienen constancia» de un ataque cibernético en este momento.

¿Qué es un «cero» en el sistema eléctrico?

Antes de entrar en el terreno de las hipótesis, conviene entender qué ha sucedido técnicamente. En el ámbito de las redes eléctricas, un «cero» se refiere a la pérdida total o prácticamente total de tensión en el sistema de transporte de electricidad. Este fenómeno, aunque extremadamente raro, implica que los flujos de energía se interrumpen casi por completo, obligando a desconectar de forma automática centrales de generación, subestaciones y líneas para evitar daños irreparables en la infraestructura.

El «cero» se comporta como una especie de reseteo forzado de la red, que luego debe ser reconstruida desde la base, acoplando lentamente grupos generadores y reactivando líneas de alta tensión de forma progresiva y segura. Esta tarea, altamente compleja, explica por qué la recuperación del suministro no puede ser inmediata.

¿Puede un ciberataque causar una caída de este tipo?

La teoría del ciberataque no es descabellada (aunque debemos destacar que es una hipótesis que aún no ha sido confirmada). El historial internacional demuestra que las redes eléctricas son vulnerables a acciones maliciosas. En 2015, un ciberataque coordinado dejó a más de 200.000 personas sin luz en Ucrania tras manipular remotamente los sistemas SCADA que controlan la distribución eléctrica. Aquella operación, que combinó malware y técnicas de intrusión sofisticadas, supuso un antes y un después en la seguridad de las infraestructuras críticas.

En España, el sistema eléctrico está altamente automatizado y depende de redes de comunicación protegidas. Sin embargo, ningún sistema es completamente invulnerable. Un ataque que comprometiera el software de control, saboteara los protocolos de protección o manipulara las órdenes de operación podría provocar desconexiones masivas o desestabilizar la frecuencia de la red, llevando a un fallo en cascada similar al que hoy se investiga.

Aunque Red Eléctrica insiste en no especular, el hecho de que tanto el CNI como el Mando de Ciberespacio estén implicados en las pesquisas refleja la importancia que las autoridades otorgan a esta hipótesis.

Otros posibles factores en el origen del apagón

No obstante, un ciberataque no es la única explicación posible. El sistema eléctrico es extremadamente sensible a fallos físicos, desequilibrios de generación y demanda, errores humanos o fenómenos naturales extremos.

Un fallo en una subestación clave o en una línea de alta tensión podría haber desencadenado la caída. También un error en los sistemas de protección y control, como sucedió en Alemania en 2006, cuando una desconexión mal planificada provocó apagones en varios países europeos, incluido el norte de España.

La volatilidad de las energías renovables, especialmente del viento y del sol, podría haber jugado un papel si una caída brusca en la generación no pudo ser compensada a tiempo. De igual forma, fenómenos extremos como una tormenta solar —aunque no se ha detectado ninguna de gran intensidad hoy— pueden desestabilizar redes eléctricas a gran escala, como ocurrió en Quebec en 1989.

En cualquier caso, los sistemas modernos disponen de múltiples salvaguardias para evitar que pequeños incidentes escalen a grandes apagones. El hecho de que hoy la península haya sufrido un «cero» tan generalizado apunta a una disrupción de gran magnitud, sea por causas técnicas, humanas o externas.

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SG