La delicada situación del sistema de salud venezolano se puso una vez más de manifiesto con los recientes acontecimientos ocurridos en el Hospital Central de Maracay, luego de que un padre, en un acto de desesperación por la salud de su hijo, amenazara con un destornillador a una médico residente de pediatría de dicho centro asistencial.

El doctor Alejandro Crespo, pediatra y miembro de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría Filial Aragua, ofreció su perspectiva sobre este lamentable suceso, señalando que tanto padres como el personal médico son víctimas de una crisis profunda que azota al sector salud en el país.
«He visto en redes sociales opiniones encontradas, quienes defienden la desesperación del padre y quienes arropan la difícil labor de la residente. Sin embargo, la verdad es que este hecho nos recuerda que todos somos víctima de un sistema que ha olvidado la defensa de la infancia venezolana», expresó Crespo.
Asimismo, el pediatra describió el panorama «desalentador» en el Hospital Central de Maracay, donde la falta de personal es critica, con menos de 40 residentes entre pediatría y neonatología, de un cupo de más de 100 debido a las condiciones precarias del lugar. Además, mencionó la intermitencia en el suministro de agua, la operatividad limitada de quirófanos y ascensores, y la constante necesidad de que los pacientes cubran los costos de exámenes y medicamentos.
«La realidad de nuestros residentes es alarmante. Con salarios que apenas superan los 50 dólares mensuales y la exigencia de pagos trimestrales para sus estudios, sin comedor ni transporte garantizado, su labor se vuelve aún más cuesta arriba», explicó el galeno.
En cuanto a la noticia del padre involucrado, el pediatra señaló que su desesperación es comprensible ante la necesidad de costear exámenes, estudios e incluso insumos quirúrgicos que pueden superar los 500 dólares.
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Más detalles sobre pediatras se pronuncian ante caso del HCM
El hijo del señor llevaba varias semanas recibiendo atención en el hospital, con tratamientos financiados en gran medida por el propio padre y con la ayuda de instituciones privadas para el diagnóstico de un tumor complejo que requiere la intervención de múltiples especialistas, cuya disponibilidad en las actuales circunstancias del HCM es limitada.
Si bien, Crespo calificó el comportamiento del padre como «injustificable» e «intolerante», subrayó que este acto no puede desligarse de la angustia que genera la falta de atención oportuna y los obstáculos económicos para garantizar la salud de los hijos.
«Para quienes cuestionan la empatìa de los médicos, es importante saber que esa residente deja a su hija pequeña en casa para atender al hijo de ese señor, una realidad que muchos no estaríamos dispuestos a enfrentar en las condiciones actuales del Hospital Central», añadió.
A su vez, el especialista lamentó que este tipo de incidentes no sean aislados, recordando una reciente agresión a una pediatra del mismo hospital, un hecho que no trascendió públicamente. No obstante, advirtió, que la falta de garantías y recursos está llevando al éxodo del personal médico, dejando a la población infantil aún más vulnerable.
«El padre del bebé, la doctora, y sobre todo ese niño, no son culpables de las circunstancias a las que nos ha llevado el Estado venezolano y a quien lo dirige. El mensaje debe ser claro, todos terminamos siendo víctimas de un Estado que decidió desatender a la infancia venezolana», finalizó.
HERNÁN GONZÁLEZ | elsiglo
MG