En tiempos donde el compromiso y la empatía parecen escasos, mujeres como Marla Misle se convierten en faros de esperanza. Luchadora incansable, amante de la vida y con un corazón siempre dispuesto a servir, Marla ha dedicado su trayectoria a tender la mano a quien más lo necesita, llevando consigo un mensaje de solidaridad, fe y compromiso.

Desde hace años, Marla lidera con pasión una fundación que ha transformado la vida de cientos de personas en los municipios Ribas y Tovar del estado Aragua. Su labor no se limita sólo a la entrega de ayudas o jornadas sociales, sino que se ha convertido en un puente de unión entre las comunidades y sus derechos fundamentales. Su trabajo nace desde el amor, la empatía, una convicción profunda de que todos merecen una oportunidad de la mano de Dios, a quien siempre le está agradecida.
«Mi vocación es ayudar. Para mí no hay nada más gratificante que ver sonreír a alguien después de haber recibido apoyo cuando más lo necesitaba», afirmó Misle con la humildad que la caracteriza. Su presencia ha sido constante en actividades comunitarias, donativos, operativos de salud y acompañamiento en momentos difíciles para muchas familias.
El poder de una meta
Como parte de su deseo de crecer y brindar un servicio aún más profundo a su comunidad, Misle se ha propuesto una nueva meta personal, que había dejado a un lado, culminar su carrera universitaria como abogada. Una decisión que no sólo responde a su anhelo de superación, sino también a su deseo de defender de manera más efectiva los derechos de quienes no tienen voz.
«Quiero ser abogada de este país para seguir alzando la voz por los más vulnerables. El conocimiento es una herramienta poderosa, y con él podré seguir extendiendo mi ayuda desde otros espacios», comentó emocionada.
Esta nueva etapa representa para esta victoriana, un peldaño más en su camino de entrega. La formación jurídica le permitirá ampliar su impacto social, y además formalizar su lucha por la justicia en comunidades donde muchas veces, el acceso al derecho es limitado o nulo.
Amor por su tierra y su gente
Si algo define a Marla Misle es su arraigo. Tiene un amor inmenso por los municipios Ribas y Tovar, territorios que la han visto crecer como mujer, ciudadana y líder social. En cada rincón de estas localidades se puede sentir la huella de su compromiso, desde programas de atención a niños, hasta jornadas para adultos mayores y personas en situación de calle.

«Estos municipios son mi hogar. Son parte de mi historia y de mi identidad. Todo lo que hago, lo hago por ellos, por su gente, por sus necesidades, por sus sueños. No podría imaginar mi vida sin este vínculo tan profundo con mi tierra».

Vecinos y vecinas la describen como una mujer cercana, sensible y perseverante. Su nombre es sinónimo de entrega y de esperanza. Su capacidad para conectar con los demás y movilizar recursos en momentos de crisis ha hecho de ella una figura respetada y admirada en ambas jurisdicciones.
Un ejemplo de liderazgo femenino
Marla representa el espíritu de la mujer venezolana, resiliente, apasionada y con la mirada siempre puesta en el futuro. En cada paso que da, reafirma el valor de las mujeres como agentes de cambio, constructoras de paz y protagonistas de una sociedad más humana.

Su historia es una invitación a no rendirse, a seguir soñando y a convertir los sueños en acciones. Marla construye comunidad y con ella construye esperanza.
Hoy su voz se alza más fuerte que nunca, impulsada por una causa noble y un propósito claro. Mañana, como abogada, su voz resonará en tribunales, en calles, en hogares, allí donde se necesite justicia, dignidad y una mano amiga.
DANIEL MELLADO | elsiglo
CJL