Con un lleno absoluto que colmó las butacas del histórico Teatro Ribas de La Victoria, el Festival Internacional de Teatro Progresista Venezuela 2025 llegó al municipio José Félix Ribas del estado Aragua, marcando un hito cultural con la obra brasileña «Manos Temblorosas» (Mãos Trêmulas), escrita por Víctor Novoa y producida por Catarina Milani.

La pieza, protagonizada por Cleide Queiroz y Plínio Soares, no sólo inauguró el evento con una ovación de pie, sino que sumergió al público en un debate urgente, con preguntas como: ¿Qué valor tiene la vida en una sociedad que desecha a quienes no pueden producir?
UNA OBRA QUE DESNUDA LAS GRIETAS DEL SISTEMA
Víctor Novoa explicó que «Manos Temblorosas» narra la historia de Isabel y Joao, dos octogenarios cuyas vidas se desmoronan cuando un temblor incontrolable en sus manos los vuelve «improductivos» para un sistema que glorifica la eficiencia. Isabel, una costurera que dedicó 50 años a bordar historias en telas, y Joao, un ayudante de cocina, cuya sazón alimentó generaciones, se enfrentan no sólo a la pérdida de sus empleos, sino al abandono de sus familias y a la soledad de asilos que parecen cárceles.
La dirección de Milani optó en esta ocasión por una escenografía austera, que combinó un telón negro, dos sillas desgastadas y una iluminación tenue que dibujó sombras de angustia. Los sonidos ambientales, el tic-tac de un reloj, el rumor de una calle indiferente, sirvieron como eco de la deshumanización.
«No necesitamos decorados extravagantes cuando las emociones son el paisaje», explicó la productora en una entrevista previa al estreno.

SILENCIOS QUE GRITAN
El verdadero protagonismo lo tuvieron los gestos, un apretón de manos trémulo una mirada perdida hacia el vacío, el suspiro ahogado de Isabel al recordar a su hijo fallecido. Cleide Queiroz, con una actuación contenida y desgarradora logró que el público contuviera la respiración en escenas donde el silencio habló más que cualquier diálogo.
«Esta obra no es únicamente sobre la vejez; es un espejo de como tratamos a los migrantes, a los discapacitados, a cualquiera que el sistema considere desechable», reflexionó el escritor brasileño.
EL FESTIVAL COMO TRINCHERA DE LA MEMORIA COLECTIVA
El Festival Internacional de Teatro Progresista, impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, según Karol Morillo, coordinadora de Misión Cultura Aragua, se consolida como un espacio para obras que confrontan realidades incómodas.
Y es que Morillo explica que la elección de La Victoria como sede no fue casual, el municipio, cuna de luchas independentistas, hoy alberga a una población joven, que según la Encuesta Nacional de Cultura 2024, consume un 60% menos de artes escénicas que el promedio nacional.
«Queremos romper esa brecha. El teatro progresista no es elitista; es un derecho», añadió Morillo.
UN LLAMADO DESDE LAS TABLAS
«Manos Temblorosas» deja una pregunta flotando en el aire: ¿Qué dignidad ofrecemos a quienes ya no pueden «servir» al sistema? Mientras el público salía del teatro. El arte, una vez más, demostró que puede ser más que un reflejo: un catalizador de cambio.
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DANIEL MELLADO | elsiglo
LG