En el corazón de Aragua, entre el bullicio de los tambores y el olor a pólvora, San Mateo, municipio Bolívar, revive cada año una tradición que desafía el paso de los siglos: la popular Comparsa del Gorila, declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, que cumple ocho décadas de historia, consolidándose como un ícono del Carnaval venezolano y además un acto de resistencia cultural.

Más que una festividad es un ritual colectivo, donde se entrelazan memoria, identidad y fuego purificador, los cuales marcan en la octavita el adiós a las fiestas carnestolendas. Este 2025, el pueblo alza su voz para celebrar una leyenda viva: La del Gorila que arde, pero nunca muere.
Grandes y pequeños, tanto del municipio «Cuna del Libertador», como de entidades vecinas y todo el país, se dan cita en las calles de esta localidad, para acompañar al gorila, al cazador, al oso, al tigre, a las vacas e indios.

Mezcla de sensaciones
Iris Virahonda, quien creció en San Mateo, pero actualmente reside en el estado Carabobo, señala que esta costumbre es tan parte de ella que regresa todos los carnavales a participar.
«Para nosotros el gorila es lo máximo, es una de las pruebas de nuestra alegría, de lo que somos y del amor que le tenemos a lo nuestro. No hay carnavales como los de mi pueblo de San Mateo. Aquí nos reímos, nos sorprendemos, gritamos, corremos, pero todo sanamente, la adrenalina es lo máximo», dijo.
Del mismo modo, Siorelys Rondón agregó: «Nuestra comparsa es lo máximo, en San Mateo disfrutamos como es debido, con nuestras propias expresiones, con nuestras muestras de amor y con un sentido de pertenencia inquebrantable, por eso a todo el que puedo lo invito a conocer y a saber que somos muchísimo más de lo que pueden ver».
Manuel Moreno, por su parte, manifestó que tiene toda la vida viendo al pueblo participar activamente de la tradición, y hace dos años se unió a la comparsa, confiado de que su aporte será importante para preservar la tradición.
«Por diferentes causas no había podido participar como tal en la comparsa, tengo más o menos dos años siendo parte de esta diversión y no la cambio por nada, es algo muy bonito, es creativo, es alegre y es todo el sentir de un pueblo, expresado a través de arte, porque nuestro Gorila es arte», puntualizó.

El origen de la creatividad popular
La historia del Gorila de San Mateo nace en 1944, cuando un grupo de vecinos, inspirados por las tradiciones africanas y el humor criollo, decidió crear un personaje que satirizara a los gobernantes de la época. Con estructura de bambú, tela y papel, dieron vida a una figura grotesca, pero entrañable: el Gorila, nombre que mezcla burla y afecto. Lo que comenzó como una crítica jocosa se transformó, con los años, en un símbolo de unidad.
Pedro Tovar de 78 años de edad, conocido como el «Padrastro de la comparsa», recuerda cómo su padre lo llevaba de niño a ver los ensayos. «Antes el Gorila era más pequeño, pero siempre tuvo ese poder de unirnos y de que todos nos regocijáramos en la alegría y que lo hacía tan propio, tan nuestro, con una energía inexplicable», explicó.
Desde 1973, Tovar asumió el liderazgo, rescatando técnicas ancestrales para construir al personaje y enseñando a nuevas generaciones los cantos y danzas que acompañan su recorrido.
«No es sólo una figura o una serie de figuras, es la voz de nuestros antepasados, es tomar los avances del ahora, sin perder lo que somos y así seguirnos haciendo vigentes y potenciar que el Gorila de San Mateo sigue presente y recorre el mundo», afirma.

El ritual del fuego
El domingo de «Octavita de Carnaval», San Mateo se transforma en un teatro al aire libre, miles de personas siguen la comparsa, compuesta además por tamboreros, bailarines y portadores de antorchas, mientras el Gorila avanza, danzando entre cohetes y cantos.
Sin embargo, el clímax llega al anochecer, pues se lleva a cabo la «Quema del Gorila», un acto cargado de simbolismo. Las llamas consumen al gigante de papel, representando la purificación de males y el cierre de un ciclo.
«Es una mezcla de alegría y melancolía», confiesa María González, sanmateana de pura sepa, agregando que verlo arder duele, no obstante sabe que renacerá el próximo año.
Para Pedro Tovar, como padrastro de esta tradición, este ritual es un acto de fe. «El fuego no lo destruye; lo inmortaliza. Es como si nuestras penas se quemaran con él».
La tradición incluye cantos en dialectos locales y un repertorio musical, donde fusionan golpes de tambor aragüeños con ritmos afrodescendientes, herencia de los esclavizados que trabajaron en las haciendas coloniales de la zona.

Jóvenes que cargan la antorcha
A sus 80 años, la comparsa enfrenta desafíos: migración juvenil, escasez de materiales y la sombra del olvido. Sin embargo, como el Gorila, siempre resurge. Desde 2010, Tovar impulsa talleres en escuelas para enseñar a niños y jóvenes el arte de construir al personaje y dominar los toques del tambor. «Si no sembramos semillas, la tradición se apaga», advierte.
Hoy, 40% de la comparsa está integrada por menores de 25 años. Entre ellos está Albert Machado, de 19 años, quien toca el cumaco: «Al principio lo veía como folklore, pero ahora entiendo que es parte de quién soy y lo que somos en San Mateo, gente alegre, llena de historias de tradición y de amor por lo nuestro».




Sinónimo de sentir sanmateano
El Gorila de San Mateo, para todos sus seguidores, no es un muñeco de papel, es un testigo incandescente de la resistencia de un pueblo. En sus ocho décadas, ha sobrevivido a dictaduras, crisis económicas y cambios sociales, porque su esencia no está en los materiales que lo conforman, sino en las manos que lo construyen y los corazones que lo celebran.
Este Carnaval, mientras las llamas iluminen el cielo aragüeño, San Mateo recordará que la cultura no se declara: se vive, se quema y se reinventa. Como bien dice Tovar: «El día que el Gorila no arda, será porque hemos perdido el alma».

Expresión apoyada por las autoridades
Los últimos cuatro años los entes gubernamentales han estado al pendiente, y este 2025 no ha sido la excepción en cuanto a apoyar esta expresión cultural que se pierde de vista y que sigue posicionándose como una de las más arraigadas en la región aragüeña.
En este sentido, la alcaldesa del municipio Bolívar, Lolimar Montilla, ha puesto en marcha estrategias que sigan catapultando esta tradición como donaciones, que potencian todo lo ejecutado por este gran grupo de ciudadanos, quienes como ella, sienten a San Mateo y cada una de sus bondades.
Aunado a esto, de la mano del Concejo Municipal y de la burgomaestre, además se llevó a cabo el pasado 14 de febrero una Sesión Especial, donde se reconoció la labor de la ciudadanía en la preservación de la tradición y de este símbolo propio de San Mateo.
«Para nosotros es un verdadero placer ser parte de la escritura de una página más de tradición de lo nuestro. Como buenos sanmateanos, hemos tratado de contribuir con la preservación de este sentir que es nuestro, por tanto celebramos con ellos, nos divertimos y somos parte activa, pero también ofrecemos el apoyo para que cada vez sea mejor llevada a cabo esta comparsa, la cual se apunta como una de las más pintorescas y mejores de todo el territorio nacional», puntualizó Montilla.
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DANIEL MELLADO | elsiglo
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