Legado de la Madre María de San José sigue vigente

Hoy miércoles 2 de abril se conmemoran 58 años del fallecimiento de la Madre María de San José, la primera beata venezolana, donde su devoción a Dios y dedicación a ayudar a los más necesitados, siguen vigente entre sus hijos que mantienen vivo su legado.


En este contexto, la hermana Jully Delgado, integrante de las Hermanas Agustinas Recolectas del Corazón de Jesús, resaltó la importancia de esta fecha, recordando aquel día, cuando Laura Evangelista Alvarado Cardozo, partió al reino de los cielos.


«Partió de esta tierra para ir a encontrarse con nuestro Padre, que era tanto lo que anhelaba, encontrarse con el amor de sus amores», dijo.


La hermana Jully informó que realizarán una eucaristía en su honor, para no dejar por fuera esta fecha, lo que reafirma una vez más el amor y el compromiso de esta Congregación, que le es fiel a la primera beata venezolana.


«Sigue estando presente nuestra Madre, que está aún entre nosotros. Muchas personas la recuerdan, además aquellas que son muy mayores tuvieron la dicha de conocerla. El legado sigue vigente, aún nuestra Congregación sigue atendiendo a los más pobres, los más necesitados, tanto niños como ancianos», agregó.


La hermana recordó que la consagración Hermanas Agustinas Recolectas del Sagrado Corazón de Jesús, están llamadas a seguir el legado de la Madre María de San José, y que se preparan para celebrar los 140 años de su natalicio que se efectuará el 25 de abril y los 30 años de su beatificación.


«Seguimos orando. Le pedimos que oren para que pronto nuestra Madre sea canonizada conforme a la voluntad de Dios», concretó.

Hermana Jully Delegado

EL ADIÓS A LA MADRE MARÍA DE SAN JOSÉ


De acuerdo a un documento compartido por la organización religiosa, la Madre María de San José en sus últimas horas dio instrucciones a sus hijas espirituales, donde les pedía que su cuerpo fuera sepultado en la vieja capillita del asilo Inmaculada Concepción, ubicado en la calle Padre López Aveledo de Maracay, consciente de que su encuentro con el Señor estaba próximo. «Quiero que mis huesos estén permanentemente alabando al Dios que tanto he amado en la tierra», dijo la Madre con toda serenidad, según el documento.


El texto reveló que el segundo domingo de pascua, que fue el 2 de abril del año 1967, Laura Evangelista Alvarado Cardozo tenía una fiebre de 40 grados. A las 12:00 pm, dio unas señales indicando que oyó las peticiones de las hermanas, y antes de su deceso les dio una dulce sonrisa, yéndose con la misma placidez que irradió en vida.


El cuerpo de la Madre María de San José fue depositado en el ataúd, donde además le colocaron entres sus manos una cruz color nogal con dos azucenas atadas por una cinta blanca, como lo había pedido. El acta de defunción quedó asentada bajo el número 324 en el Registro Civil, y para la tarde del 4 de abril iniciaron las exequias donde contó con la participación de autoridades religiosas, civiles y militares.


El documento también revela que por disposición del gobernador del estado de aquel entonces, Ildegar Pérez Segnini, el cortejo fúnebre estuvo acompañado por las bandas de música del estado, y de la Marina, mientras una escuadrilla de la Fuerza Aérea lanzaba pétalos de flores sobre el ataúd desde las alturas.


Su cuerpo fue trasladado desde el asilo Inmaculada Concepción hasta la Catedral de Maracay, un lugar significativo para la Madre. En esa sede, monseñor Feliciano González, obispo de Maracay para aquel entonces, presidió la misa en honor a la sierva de Dios, y luego de allí continuaron la procesión por la calle Mariño y Santos Michelena hasta llegar nuevamente al asilo, donde diversas personalidades le rindieron homenaje póstumo.


El 19 de enero de 1994 se realizó la exhumación de los restos de la Madre María de San José, y aquel día en la capilla de la Casa Hogar «Inmaculada Concepción», las Hermanas Agustinas Recolectas del Corazón de Jesús, el obispo de Maracay de la época, José Vicente Henríquez Andueza, clérigos, médicos, científicos y obreros, se sorprendieron al encontrar el cuerpo de la religiosa aragüeña estaba incorrupto, dando paso así a una serie de procesos para su conservación y posterior beatificación por el Papa Juan Pablo II, realzando aún más su veneración, donde ahora está a la espera de su canonización.

LINO HIDALGO | elsiglo
fotos | SOFÍA GÓMEZ (pasante)

GM