La Virgen del Buen Consejo como herencia viva

El municipio José Rafael Revenga, en el estado Aragua, tiene una fecha sagrada marcada en la memoria de todos; el 8 de septiembre. Ese día, el cielo parece más claro, las campanas de la iglesia suenan con otra fuerza y el corazón del pueblo late al ritmo de la fe. Se trata del día de Nuestra Señora del Buen Consejo del Mamón, patrona espiritual y cultural de este poblado fundado el 24 de enero de 1777, por orden del Obispo Mariano Martí.

La Virgen del Buen Consejo como herencia viva

La imagen de la Virgen, traída desde Genazzano por Sor María Rosa de San José de Tarbes, hija del conde de Tovar, no sólo representa un vínculo con el catolicismo europeo colonial, sino una semilla de identidad comunitaria que germinó en estas tierras cálidas de El Consejo.

Desde 1782, cuando comenzaron las primeras celebraciones, esta devoción fue pasando de generación en generación, convirtiéndose en una tradición esencial para entender lo que significa ser «Revengueño».

No es sólo religión. Es cultura, historia, lenguaje afectivo, costumbre. Es una forma de estar en el mundo.

Fiesta de todos, lo religioso, lo popular y lo íntimo

La Solemne Entronización de la Virgen el 24 de agosto inicia el ciclo. La imagen, colocada en un lugar de honor, comienza un recorrido espiritual y simbólico que tocará cada rincón del municipio. Durante los días de la Novena, del 28 de agosto al 5 de septiembre, cada misa es una obra colectiva, coros, predicadores, monaguillos, vecinos, niños que leen, abuelas que rezan el rosario con los ojos cerrados.

Y llega el 8 de septiembre, el clímax; rosario de aurora, paseo musical, misa solemne y procesión. La Virgen recorre su pueblo en andas llenas de flores, bajo fuegos artificiales y lágrimas de emoción. Pero antes, uno de los momentos más esperados: el nuevo traje de la Virgen, elaborado por artesanos y familias devotas del pueblo.

Este 2025, el vestido que lucirá Nuestra Señora del Buen Consejo fue entregado por la familia del señor Gabriel Mejías, como expresión de agradecimiento por un acto milagroso que marcó profundamente a su hogar.

«No podíamos hacer otra cosa que ofrendarle lo más hermoso que teníamos, porque nos fortaleció la fe y la esperanza, nos brindó nuevamente la alegría que tenemos como familia. Tuvimos momentos de incertidumbre, pero con nuestra fe intacta», mencionó el señor Gabriel.

El vestido, de un tono azul profundo, está bordado con destellos de brillo que revelan la imagen de la Sagrada Familia, Jesús, María y José, en un homenaje que resalta el valor de la unión familiar como eje espiritual. Este año, la parroquia ha declarado que la celebración girará precisamente en torno a ese tema: La familia como semilla del amor y de la fe compartida.

Este gesto no sólo representa un acto de devoción personal, sino que refuerza el carácter simbólico y cultural del atuendo mariano. Como todos los años, el vestido es presentado ante la feligresía como una obra de arte devocional, cargada de sentido y emoción.

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DANIEL MELLADO | elsiglo

LG