En el municipio José Félix Ribas del estado Aragua, los vendedores de comida rápida sostienen que este negocio sigue siendo una alternativa clave para cubrir necesidades básicas, tanto de los emprendedores como de los ciudadanos.

Y es que pese a la inflación y las dificultades económicas, estos platillos que van desde perros calientes hasta hamburguesas, se mantienen como una solución rápida y accesible para quienes buscan alimentarse sin invertir tiempo ni grandes sumas de dinero.
Carlos Parra, vendedor de perros calientes en el centro de La Victoria, explicó que las ventas de sus «balas frías» no han recuperado el volumen de años anteriores, pero se mantienen estables.
«En fechas de quincena, las ventas suben. La gente quiere darse un gusto sin gastar mucho», afirmó Parra, quien además detalla que los precios oscilan entre 100 y 220 bolívares, dependiendo del lugar y los ingredientes. Los combos, como dos perros calientes por 200 bolívares, son una estrategia para adaptarse a los bolsillos más ajustados.
Precios que se ajustan al bolsillo
La oferta en el municipio varía según las exigencias del cliente. Los perros calientes simples parten de 100 bolívares, mientras que las hamburguesas no bajan de 220 bolívares. Algunos puestos innovan con opciones como papas fritas, salsas artesanales o ingredientes premium, aunque estos suelen ser minoría.

«El combo de dos perros por 200 bolívares es el más pedido. La gente busca llenarse sin vaciar la billetera», comentó Parra.
Un «bote de salvavidas» económico
Para los vendedores, este sector no sólo es un sustento, sino también un reflejo de la resiliencia popular. «Aunque no ganamos como antes, esto sigue siendo un salvavidas. Muchos clientes nos dicen, con esto resuelvo el almuerzo y me sobra para el pasaje», relató Ana López, quien administra un carrito de hamburguesas cerca del mercado municipal.

Los comerciantes coinciden en que la comida rápida cumple un rol social, pues mitiga el apuro de quienes trabajan largas jornadas o realizan trámites.
Expectativas en medio de la incertidumbre
A pesar de los desafíos, como el aumento en el costo de los insumos, los vendedores confían en que las ventas repunten. «La gente siempre buscará opciones económicas. Esperamos que con mejorías en el país, esto se fortalezca», señaló Parra. Mientras tanto improvisan con promociones y ajustes en sus menús para mantener el interés.
En un contexto donde cada bolívar cuenta, la comida rápida en Ribas se erige como un símbolo de adaptación. Más que un simple antojo, estos platillos representan un mecanismo de supervivencia para vendedores y consumidores, tejido en las calles con ingredientes accesibles y precios que se niegan a dejar de latir.
DANIEL MELLADO | elsiglo
CJL