Este recurso cinematográfico busca provocar una reacción escalofriante en el espectador, convirtiéndose en una técnica clásica en el género.

El cine de terror ha evolucionado con el tiempo, pero uno de los elementos más impactantes sigue siendo el famoso “jump scare” o también conocido “salto por susto”. Este recurso cinematográfico busca provocar una reacción escalofriante en el espectador, convirtiéndose en una técnica clásica en el género. Por supuesto, existen técnicas y efectos que hacen temblar a los cinéfilos, llegando a gritar del terror que sienten. ¿Por qué y cómo se utiliza?
El arte del susto repentino
El “jump scare” es una técnica cinematográfica diseñada y pensada para provocar un susto instantáneo en el espectador. Se basa en la creación de una expectativa que se rompe bruscamente mediante un cambio inesperado en la narrativa, por ejemplo, un ruido repentino, un cambio de iluminación o la aparición inesperada y espeluznante de un personaje amenazante (un payaso, un fantasma…).
El efecto puede ser desencadenado tanto por la música, que aumenta la tensión y justamente, en el momento cúlmine, se detiene para dar paso a un estruendo o una imagen aterradora. Esta descripción y técnica del cine seguro que ahora sí resultará familiar a cualquiera que haya visto alguna vez una película de miedo.
¿Cómo es el jump scare y por qué lo sentimos?
A menudo las pelis siguen una estructura similar. Primero, el guionista crea un ambiente tenso, pero calmado. En esta primera parte hay una atmósfera calmada, con escenas largas e incluso con diálogos para que el espectador se relaje. Después, ocurren situaciones que generan curiosidad o inquietud, como ver una silueta, una sombra o escuchar un ruido extraño. Finalmente, en el momento de mayor tensión, se escucha el ruido fuerte o se ve la imagen escalofriante… y ahí se produce el terrorífico salto por susto.
¿Por qué nos asustamos?
Aunque a veces los sustos parecen ocurrir sin razón, en realidad, el miedo y los sustos tienen una explicación muy interesante desde la ciencia.
El miedo y el susto, aunque no son lo mismo, están relacionados y ambos tienen que ver con cómo responde nuestro cerebro a posibles peligros. El miedo es una emoción que sentimos para protegernos. Si caminásemos por un bosque tranquilamente y de repente escuchásemos un ruido fuerte, muy posiblemente el cerebro tienda a reaccionar rápido para saber si nos acecha un animal peligroso o es solo el viento. ¡Y aquí es donde la amígdala entra
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el siglo con informacion de:(muyinteresante)
SG