Este estudio con bonobos demuestra que el lenguaje no es solo humano y podría tener 7 millones de años de antigüedad

Un nuevo estudio con bonobos salvajes demuestra que estos primates combinan sonidos de forma compleja y con significado. Las raíces del lenguaje humano podrían ser mucho más antiguas de lo que creíamos.

Este estudio con bonobos demuestra que el lenguaje no es solo humano y podría tener 7 millones de años de antigüedad

En una tarde calurosa en la selva de la República Democrática del Congo, un grupo de investigadores observaba a los bonobos desde lejos. De pronto, uno de estos primates emitió un sonido breve, casi un susurro, seguido de un silbido. La escena parecía cotidiana, pero lo que los científicos estaban presenciando era mucho más que una simple vocalización: era una pequeña frase, una combinación de sonidos con un significado preciso. Y lo más sorprendente es que esa frase no salía de un humano, sino de un bonobo salvaje.

Los bonobos siempre han fascinado a los científicos por su cercanía genética con los humanos. Pero un nuevo estudio, publicado en Science en abril de 2025, ha ido un paso más allá. Liderado por Mélissa Berthet, de la Universidad de Zúrich, y en colaboración con Harvard, el trabajo demuestra que estos primates combinan sonidos de forma estructurada y con significado. O dicho de otro modo: los bonobos no solo emiten gritos o llamadas al azar, sino que crean algo que se parece mucho a frases.

¿Qué significa esto para la evolución del lenguaje?

Si los bonobos —nuestros parientes más cercanos junto con los chimpancés— manejan este tipo de combinaciones, las implicaciones son profundas. Hasta ahora, muchos modelos evolutivos situaban el origen de la composicionalidad en un punto posterior, exclusivo de los humanos. Pero este estudio lo desplaza millones de años atrás.

En palabras textuales del artículo científico: “Nuestros resultados indican que la composicionalidad es un componente generalizado de la comunicación vocal de los bonobos”. Y, más adelante, concluyen: “Una interpretación de los datos podría ser que la composicionalidad no trivial puede rastrearse hasta el último ancestro común de bonobos y humanos, hace entre 7 y 13 millones de años”.

Esto abre nuevas preguntas sobre cómo y cuándo surgieron las bases del lenguaje. Si otros primates son capaces de crear combinaciones de este tipo, quizá el lenguaje humano evolucionó no desde cero, sino a partir de estas estructuras primitivas ya presentes en otros homínidos.

Más allá de los bonobos: ¿qué otras especies esconden frases?

Los autores reconocen que su método puede aplicarse a otras especies, incluso a otras formas de comunicación más allá de las vocalizaciones, como gestos o expresiones faciales. De hecho, admiten que quizá no habíamos detectado estas combinaciones en otras especies simplemente porque no habíamos usado las herramientas adecuadas.

Como se explica en el estudio, “nuestro trabajo presenta un método para inferir de forma fiable el significado de todas las señales del repertorio de un animal con un juicio humano mínimo”. Es decir, un sistema más objetivo y replicable.

La posibilidad de estudiar la composicionalidad en distintos animales abre una nueva etapa en el campo de la evolución del lenguaje. Tal vez, en los próximos años, descubramos que las “frases” estaban mucho más extendidas en la naturaleza de lo que pensábamos.

Y que, lejos de ser un rasgo exclusivamente humano, el impulso de combinar sonidos para crear nuevos significados es una característica antigua, poderosa y compartida

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el siglo con informacion de.(muyinteresante)
SG