ESCRITURA ARTIFICIAL: La era de robots literatos

«El cuarto está oscuro. La brisa mece la ventana abierta, y una bisagra oxidada se queja de los años que lleva ocultando un pasado. La cortina, con encajes sueltos y arrugas que se resisten a la soledad que estira el silencio. El tul vetusto entristece la luz de la Luna, y la esparce por la habitación como si fuera el doloroso remanente de un olvidado día soleado. Las sombras comparten sus rincones con una presencia, miles de ausencias e instantes que alguna vez fueron incomparables. La figura se trasluce, no se sabe si detrás o sobre la poltrona de marchitas flores de terciopelo, sin rostro ni contorno, como un ser que ha venido del futuro solamente para advertirnos que jamás regresemos».

E iniciamos con una simple pregunta: ¿Cree usted que el texto anterior fue creado por una Inteligencia Artificial o por una mente humana?
Antes de responder, recordemos que la Inteligencia Artificial (IA), alguna vez relegada al ámbito de la ciencia ficción, ahora se está infiltrando sutilmente en el conjunto de herramientas del autor literario.

Efectivamente, está transformando la literatura de formas innovadoras y controvertidas. Por un lado, herramientas como los modelos de lenguaje (ej. GPT-4) permiten generar textos, poesía o incluso coautorías, desafiando nociones tradicionales de autoría y creatividad. Evidentemente, esto puede democratizar la creación literaria, no obstante surgen debates éticos: ¿puede la IA replicar la profundidad emocional humana? ¿Quién posee los derechos de un texto generado por algoritmos? Además, su uso masivo podría homogeneizar estilos o reducir la diversidad narrativa.

Sobre una torre de libros como «Don Quijote de la Mancha», «Hamlet», «La insoportable levedad del ser», «Metamorfosis», «Doña Bárbara», «Cien años de soledad» y la Biblia, podemos colocar un nuevo y desconocido tomo. La literatura, como espejo de la condición humana, enfrenta ahora el desafío de integrar esta tecnología sin perder su esencia y seguir sumando obras literarias que describen la naturaleza humana.

¿DEMOCRATIZACIÓN DE LA LITERATURA?

No es ciencia ficción, ni los sueños perdidos de Arthur Conan Doyle. Actualmente:

  • Los autores independientes acceden a herramientas profesionales sin grandes inversiones, rompiendo barreras de entrada al mercado editorial.
  • La IA permite experimentar con géneros o voces narrativas, como imitar el estilo de Kafka o generar híbridos literarios .
  • Reduce tiempo en corrección o investigación, permitiendo enfocarse en aspectos creativos.
    Escritores como Ken Follett o Isabel Allende reconocen su utilidad para tareas técnicas (investigación, edición), pero destacan su incapacidad para innovar o emocionar. Follett probó generar un capítulo con IA y lo describió como «lleno de clichés».
    Igualmente, plataformas como ChatGPT se usan para bosquejar ideas, pero la voz única del autor sigue siendo irreemplazable. Javier Cercas señala que los textos generados son «mediocres» frente a la complejidad humana.
    Es notorio que el colectivo Obvious creó la obra «Edmond de Belamy» usando redes generativas antagónicas (GAN), vendida en una subasta por $432,500, y que proyectos como «The Next Rembrandt» (pintura generada por IA) inspiran explorar sinergias humano-máquina en literatura, aunque persiste el dilema ético:
  • ¿Quién es el dueño de un texto generado por IA? Casos como el de Jason Allen, ganador de un concurso con una obra creada mediante MidJourney, generan debates sobre la autenticidad.
  • Se discute etiquetar obras con porcentajes de intervención de IA, similar a advertencias en alimentos, para que lectores elijan conscientemente.

LO HUMANO DURA DEMASIADO

Algunos escritores, más en campo de generación de contenido, publicidad, han sido reemplazados por la IA, ya que los modelos de lenguaje pueden generar contenido básico. Tal es el caso de Dean Meadowcroft, un exredactor publicitario en un pequeño departamento de marketing. Con el avance de la IA generativa, la empresa prefirió utilizar herramientas para realizar el trabajo de forma automatizada.

Meadowcroft explicó que «en ese momento, la idea era trabajar junto con redactores publicitarios humanos para ayudar a acelerar los procesos, esencialmente a agilizar las cosas un poco más», pero la IA «hacía que todo sonara plano, que todos fuéramos exactamente iguales, y por lo tanto, no había nadie que realmente destacara».
Sin embargo, un trabajo hecho por humanos duraba demasiado, a diferencia de algo generado en 10 minutos o menos si lo hacía la IA.

Así que cuatro meses después de implementar esta nueva tecnología, el equipo de cuatro personas de Meadowcroft fue despedido. La BBC citó al escritor, «me reí ante la posibilidad de que la IA pudiera reemplazar a los escritores o de que fuera a afectar a mi trabajo, hasta que lo hizo».

Por otro lado, Tech Spot compartió en 2024 la noticia de que una empresa despidió 60 de sus escritores para sustituirlos por AI. El equipo conformado por escritores y editores, creaba contenido creativo de los productos que ofrecía la compañía. En 2023 decidieron reducir costos y comenzaron a prescindir de las habilidades humanas para dejar el trabajo a la IA. El último empleado decidió dar declaraciones con el pseudónimo de Benjamin Miller, para proteger su identidad. Explicó que fue el único que quedó a cargo para «hacer que los textos del ChatGPT se vieran menos robóticos y más como si los hubiese escrito un humano».

El trabajo poco a poco fue perdiendo el sentido, «de repente, estaba haciendo el trabajo de todo el mundo. Era más edición de la que tenía que hacer con los escritores humanos, pero siempre eran exactamente los mismos tipos de ediciones. El verdadero problema era que resultaba repetitivo y aburrido. Empezaba a parecerme que yo era el robot», concluyó Miller.

LA MUERTE DEL ESCRITOR

«El Apocalipsis de la creatividad empezó a pisar fuerte… ¿Los escritores y creadores de contenidos podríamos ser desplazados por una máquina?»

Esta pregunta se la hizo la periodista y escritora mexicana Nelly Acosta Vázquez en junio del 2024 en el portal El Economista. En su opinión destacó la obra del periodista Stephen Marche, una novela escrita 90% con IA, pero también utilizó Sudowrite y Cohere, su obra la tituló «La muerte de un escritor». También está el caso de David Guisado, quien coescribió con ChatGPT «Iris» inclusive, así la
promocionaron «la primera coescrita con IA».

Para 2023, Amazon mostró que 200 libros en su lista fueron creados con Inteligencia Artificial. Además, era tanto lo que mostraba este mercado que creó el subgénero «Libros que usan ChatGPT o que en su totalidad usan IA».

Acosta también explicó como autores reconocidos se quejaron del uso de sus trabajos con la IA, «George R.R. Martin (autor de «Game of Thrones»), John Grisham y Elin Hilderbrand denunciaron a OpenAI (creadora de ChatGPT) por violar sus derechos de autor y por el «robo sistemático a escala masiva de sus obras». Alegan que la IA utiliza contenidos de sus libros sin autorización para entrenar modelos que imitan su estilo, tomando extractos y emulando su técnica.»

Las quejas no fueron solo de ellos, muchos creativos se unieron a esa ola, así fue el caso de las preocupaciones entre escritores y guionistas, especialmente por temor a perder créditos o ser reemplazados parcialmente por máquinas, este fue el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés) quienes expresaron con huelga la necesidad de protección legal a los escritores humanos del desplazamiento laboral por la IA.

El WGA luchó desde el 2 de mayo de 2023 por proteger los derechos y los ingresos de sus miembros frente al avance de la IA generativa, dado que esta puede generar guiones y otros contenidos escritos, por los que muchas empresas se estaban viendo beneficiados sin la participación de escritores humanos, o para reescribir guiones existentes sin compensación adecuada.

La lucha incluía la calidad y la originalidad de los contenidos generados por IA, y sobre el impacto que esto podría tener en la industria del entretenimiento. La huelga duró 148 días, un período significativo que paralizó gran parte de la producción de cine y televisión en Hollywood, así como sentó un precedente importante para otras industrias creativas y para los trabajadores en general que se enfrentan a la creciente automatización. A la huelga se unió el sindicato de actores (SAG-AFTRA) creando más presión en los estudios.

La huelga concluyó y la AMPTP (Alliance of Motion Picture and Television Producers, por sus siglas en inglés, o Alianza de Productores de Cine y Televisión), estableció regulaciones sobre el uso de IA, dentro del ámbito de los guionistas.

LA CREATIVIDAD EN RIESGO

Dicho todo esto, se demuestra una vez más que el trabajo creativo está en riesgo, las pruebas sobran. Bien lo expresó Nelly Acosta Vásquez: «las empresas editoriales y los medios de comunicación ya empiezan a integrar la IA. La escritura es una de las habilidades que más riesgo tiene ante la Inteligencia Artificial, porque es más veloz y económica que un empleado. Y también, porque bien entrenada, podría equivocarse menos que un humano. ¿O será sólo un experimento que el New York Times haya nombrado en diciembre de 2023 a su primer director editorial de iniciativas de Inteligencia Artificial?».

En el mundo de la creación de contenido existen muchísimas historias similares, jóvenes sin conocimientos amplios en áreas específicas, «son capaces de crear» guiones, textos persuasivos y hasta guiones de videos solamente por la IA.

Así sucedió con Alejandro Graue. Es un artista de doblaje que trabajaba para un canal popular de YouTube. Luego de realizar sus asignaciones, tomó un tiempo de vacaciones y creyó que todo seguiría normal, hasta que vio una actualización en el canal, una en la que él no había trabajado. «Cuando hice clic en él, lo que escuché no fue mi voz, sino una voz generada por IA, una voz en off muy mal sincronizada. Fue terrible. Y yo estaba como, ¿Qué es esto? ¿Voy a tener un nuevo compañero en el canal o es que esto me va a reemplazar?».

Llamó al estudio para el que trabajaba y este le confirmó que el cliente estaba experimentando con la IA, «porque era más barato y más rápido». El mal momento lo llevó a cuestionarse todo, porque al final del día «¿Qué otro trabajo podría buscar que no sea reemplazado en el futuro? Es muy complicado».

Con una tecnología tan poderosa y en constante evolución, no queda duda de que puede tomar el control sobre todas las áreas laborales en las que los humanos se creían exclusivos. La habilidad humana tiene competencia. El poder humano es limitado, pero las posibilidades de tecnologías que se conectan entre sí, que producen mayor conocimiento, deja mucha desventaja, demostrando quienes tienen el poder.

JAMÁS REGRESEMOS

La IA en la creación literaria es un catalizador de posibilidades, pero también un espejo de limitaciones humanas. Mientras herramientas como GPT-4 amplían horizontes técnicos, la esencia de la literatura -emociones, experiencias y ruptura de convenciones- sigue radicando en lo humano. Como resume Irene Vallejo: «La IA puede imitar estilos, pero no crear algo nuevo».

El reto actual es integrarla sin diluir la autenticidad, preservando el genio humano que da vida a las grandes obras como «Cien años de soledad», «Rayuela» o «Silva a la agricultura de la zona tórrida». Cuando las páginas en blanco estuvieron frente a Gabriel García Márquez, Julio Cortazar y Andrés Bello, ninguna tecnología podía simular la magia de esas mentes humanas, que a puño y letra, con máquinas de escribir o plumas, plasmaron aquellas estrofas en libros que definen una fibra de la condición humana: el arte de la escritura.

Autores como Mariana Enríquez argumentan que la IA carece de experiencias vitales (amor, duelo) que enriquecen la narrativa, pero aún así, cada día se hace más difícil diferenciar entre un contexto «dinamizado» por una consulta digital y una frase surgida de los sentimientos.
Cabe preguntarse: en qué se inspira la IA.

  • «El señor de los anillos» de J.R.R. Tolkien se inspiró en la Primera Guerra Mundial, la mitología nórdica, las leyendas heroicas germánicas, y la Biblia.
  • El cuento «El Aleph» de Jorge Luis Borges se inspiró en la letra hebrea aleph, en la Divina Comedia, en las teorías matemáticas de Georg Cantor y en el conocimiento de Jorge Luis Borges sobre las religiones.
  • La novela Doctor Zhivago de Boris Pasternak se inspiró en la vida del autor y en su relación con Olga Ivinskaya.

Actualmente, plataformas como Sudowrite o Runway ML sugieren diálogos, estructuras narrativas o desarrollos de personajes, ayudando a superar bloqueos creativos.
Grammarly y ProWritingAid detectan errores gramaticales, mejoran la coherencia y sugieren ajustes de tono. También identifican inconsistencias en tramas o caracterización de personajes.

Algoritmos analizan manuscritos para detectar errores argumentales o predecir éxito comercial, optimizando tiempo para editores, y quizá podrían determinar que el texto de entrada es producto absoluto de nuestra «inteligencia natural» y que describe el umbral en el cual se encuentra la humanidad, ante una presencia tecnológica, sin rostro ni contorno, por ahora.

ÁNGELA CASTRO y JOHNNY OZALH | elsiglo

AC