El Toro de Colores  cumple 105 años y su magia se multiplica

Bajo el sol vibrante de Aragua, un toro estalla en mil colores. No es un sueño, es la tradición centenaria que este año celebró 105 años de resistencia cultural.

Es una tradición que sigue bien arraigada

El Toro de Colores, declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2020, sigue siendo el corazón palpitante del municipio José Ángel Lamas, donde nació en 1920 como un acto de ingenio y solidaridad.

Según relatos históricos, surgió cuando Elías Cuervo y trabajadores de una desmotadora de algodón en quiebra usaron maderas, telas de saco y carbón para crear un toro que les permitiera recaudar fondos y aliviar la crisis. Hoy esa creatividad se multiplica en calles, escuelas y pueblos de Venezuela.

DE LA TRAGEDIA A LA ALEGRÍA COLECTIVA

Grandes y chicos participan de esta expresión

La tradición nació de la resiliencia. Tras el cierre de la empresa algodonera, los primeros toros eran estructuras sencillas en blanco y negro, adornadas con piernas colgantes y acompañadas por personajes como el Torero y el Indio. En 1956, un giro transformó su esencia, comercios locales donaron papeles de seda, dando origen al estallido cromático que define hoy al Toro. Este cambio coincidió con la influencia del cine mexicano, incorporando figuras como «Cantinflas» a la parodia taurina. 

Ocho familias santacrucenses: Arcia-García, «El Culebrero», «Los Focos» y «La Velazquera», fueron las guardianas iniciales de esta herencia. Este año, sus descendientes directos encabezaron la celebración: Luis Velázquez, Víctor Miguel Acosta, Julia Rondón Zerpa, Miguel Castillo, Oscar Delgado, Richard Marcano, Belkis Castillo y Germán Pérez, quienes desfilaron con toros elaborados con materiales reciclados, siguiendo el legado artesanal.

LA FIESTA QUE NO CESA, CARNAVAL Y MÁS ALLÁ

Aunque el Toro de Colores se asocia al Carnaval, su espíritu perdura todo el año gracias a su estatus patrimonial. Cada mes, la manifestación «viaja» a uno de los 18 municipios de Aragua, donde comunidades enteras participan en talleres y recreaciones.

El programa «El Toro va a la Escuela», es el eje de esta expansión, estudiantes aprenden la historia y técnicas para construir sus propias figuras, usando papel crepé, pegamento y materiales reutilizados.

Este Carnaval, Santa Cruz volvió a ser el epicentro de la fiesta. Familias completas desfilaron al ritmo de pasodobles interpretados por la Orquesta Sinfónica Infantil, núcleo Santa Cruz, mientras los toros danzantes interactuaban en «Parodias» donde el animal vencía o era vencido, entre risas y bailes.

TEJIENDO IDENTIDAD SIN SOLTAR EL PASADO

El color y la alegría son los protagonistas

El reconocimiento patrimonial (municipal en 2013, estatal en 2014 y nacional en 2020), ha fortalecido la tradición, pero su supervivencia depende de nuevas generaciones. La entrega de materiales por parte de la Alcaldía, como papel crepé y pegamento, a las familias creadoras asegura que la técnica no se pierda. Para Oscar Delgado, director de Cultura, el desafío es claro: «Abrazar nuestras raíces sin fosilizarlas». 

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EL RITUAL QUE CONQUISTA VENEZUELA

El Toro de Colores es más que una fiesta, es un acto de memoria colectiva. Desde su origen humilde hasta su explosión en colores, encarna la capacidad de un pueblo para transformar adversidad en belleza. Como resume un vecino: «Aquí no celebramos al toro: celebramos que tras 105 años, seguimos creyendo en la alegría». 

DANIEL MELLADO | elsiglo

JV