Un estudio revela que los aplausos esconden una firma acústica única en cada persona. Como su propio «ADN» o «huella dactilar». Descubre cómo la física del sonido puede usarse para identificar individuos y mejorar la acústica de espacios.

Cuando aplaudes en un concierto, en una ceremonia o simplemente para llamar la atención, no sueles pensar en la complejidad física que hay detrás de ese sonido. Sin embargo, la manera en que chocas las manos genera una huella acústica única, y un equipo de científicos ha estudiado a fondo cómo funciona este fenómeno. Lo que descubrieron no solo nos ayuda a entender mejor la acústica de los aplausos, sino que podría tener aplicaciones en identificación personal, bioacústica e incluso arquitectura.
Un estudio reciente publicado en Physical Review Research ha desentrañado los mecanismos físicos y aerodinámicos que hacen que cada aplauso tenga características únicas. Los investigadores, liderados por Sunghwan Jung de la Universidad de Cornell, han combinado experimentos con sujetos humanos, modelos computacionales y simulaciones avanzadas para analizar cómo la forma, velocidad e impacto de las manos afectan el sonido resultante. «Aplaudir es una actividad humana diaria y una forma de comunicación», señala Jung en la investigación.
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el siglo con informacion de:(muyinteresante)
SG