Venezuela amaneció este martes 25 de febrero con una noticia que renueva la fe y hace latir un sentir de amor y esperanza, el «Venerable Siervo de Dios», el Dr. José Gregorio Hernández se convierte en el primer Santo venezolano en la historia, luego de que su santidad el Papa Francisco, hospitalizado por una Neumonía Bilateral, firmará el tan anhelado decreto de Canonización, esperado por más de 40 años por miles de venezolanos por el mundo.

La noticia fue difundida a través de un comunicado de prensa de la Santa Sede, sobre la «Promulgación del Decreto del Dicasterio para las Causas de los santos», en la cual estuvo presente el secretario de Estado del Vaticano, monseñor Pietro Parolin, cardenal italiano, quien además fue Nuncio Apostólico en Venezuela (2009 – 2013).
El documento expresa que el Sumo Pontífice «ha aprobado los votos favorables de la Sesión Ordinaria de los Padres Cardenales y Obispos miembros del Dicasterio para la canonización del Beato José Gregorio Hernández Cisneros, fiel laico, nacido en Isnotú (Venezuela) el 26 de octubre de 1864 y fallecido en Caracas (Venezuela) el 29 de junio de 1919».
HOMBRE DE FE
«El Médico de los Pobres», el venezolano que les ha devuelto la ilusión a los venezolanos, celebra el 26 de octubre su memoria litúrgica en el calendario católico, coincidiendo con su onomástico, el Dr. José Gregorio Hernández, el cuarto venezolano que ya se encuentra en las iglesias del país.
Venezolano de pura cepa, José Gregorio Hernández Cisneros nació en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864, es el primero de seis hermanos, hijo de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla. Recibió el sacramento de bautizo el 30 de enero de 1865 y de allí deriva su innegociable amor hacia Dios.
Aunque su primera opción para estudiar fue Derecho, su padre lo incentivó hacia la carrera de la medicina donde se genera en él una gran inquietud, una vez graduado como bachiller en filosofía en el año 1882, ingresa a la Universidad Central de Venezuela, con 17 años inicia la carrera de medicina, donde se consolida como un estudiante excepcional, con las mejores notas del curso y con gran vocación para atender al más necesitado.
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Paralelamente a sus estudios de medicina, aprende de un amigo a confeccionarse sus propios trajes, pues llevaba consigo un pensamiento «en el hombre el deber ser es la razón del derecho, de manera que el hombre tiene deberes, antes que tener derechos».
Manejó diversos idiomas como el inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba de igual forma el latín y hebreo, los cuales aprendió a lo largo de sus estudios. Tras 6 años, se graduó como Doctor en Medicina de la UCV el 29 de junio de 1888. Luego regresa a su natal Isnotú, donde establece su propio consultorio médico de una manera sencilla y humilde.
José Gregorio cursó estudios en Europa, específicamente en la Escuela de Medicina de París desde noviembre de 1889, allí realizó estudios en las áreas de Microbiología, Patología, Bacteriología, Embriología, entre otros.
Una vez en Venezuela, ingresa como profesor en la Universidad Central de Venezuela (UCV) donde empieza a impartir conocimientos de todo lo aprendido en Francia, con el fin de evolucionar en el ámbito de la ciencia y medicina en el país, José Gregorio trae a Venezuela el microscopio, lo último en cuanto a avances científicos a principios del siglo XX.

Fue profesor en la Cátedra de Anatomía, Patológica Práctica y fundó la Cátedra de Bacteriología, la primera de América y con ella su primer libro para la enseñanza de la misma, titulado «Elementos de Bacteriología» para el año 1906.
Su paso por la enseñanza de la medicina no fue fácil, en octubre de 1912 el entonces presidente, el general Juan Vicente Gómez, decreta el cierre de la UCV, pues sus estudiantes protestaban en contra de lo que se consideraba para entonces, un régimen en el país, luego de una larga pausa retoma sus enseñanzas en 1912.
Para el año 1918, Venezuela fue azotada por la pandemia de la gripe, una situación terrible e insostenible que dejo más de 80 mil muertes, José Gregorio no dudó ni un segundo en ayudar a su pueblo, aún cuando la situación política y social de la época, que dirigía el general Gómez parecía estar al margen de lo sucedido.
El ilustre profesor de Bacteriología falleció el 29 de junio de 1919, a los 54 años, cuando se disponía a atender a un paciente, fue atropellado lo que derivó en una fuerte caída, su cabeza golpeó el filo de la acera, causando una fractura en el cráneo, todo ocurrió en La Pastora, Caracas. La noticia fue de gran impacto en el país, el féretro fue llevado por sus estudiantes con honores hasta el Cementerio General del Sur.
LUIS GUZMÁN | elsiglo
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