De dádivas viven los adultos mayores para llegar a fin de mes

Por los bonos de guerra o con la ayuda de otros familiares, los jubilados y pensionados de Mariara, estado Carabobo, resuelven para llegar a fin de mes, conscientes que los 130 bolívares que reciben de pensión no alcanza para nada.

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En pareja también es compleja la situación

Y es que la realidad para cada uno de los abuelos en el municipio Diego Ibarra es totalmente distinta, ya que los que solo perciben esos ingresos que otorga el Estado venezolano, deben hacer lo imposible para rendir ese dinero, y para algunos volver a  trabajar es una obligación, ya que les urge llenar las neveras de sus hogares.

En este contexto, Luis Moya comentó que duró más de 25 años trabajando como tornero en una empresa de Maracay, y otros años más en la zona industrial de Santa Clara (San Joaquín), pero, lo que recibe son los 130 bolívares, los bonos de guerra y la frecuente ayuda de sus hijos.

Es difícil cubrir los gastos de la medicina

El pensionado asegura que el bono de guerra sí alivia la situación, por lo menos un poco, ya que considera que peor es depender del «dólar de pensión» que recibe al mes.

«También tengo la dicha de contar con mis hijos, unos que están aquí mismo en Mariara», destacó.

Aunque ese apoyo económico que recibe de sus parientes tampoco es mucho, ya que comprende que ellos también tiene sus necesidades, por tal motivo busca rendir lo más que puede esos ingreso que percibe, bien sea por el bono de guerra o lo que le den los hijos.

«Tengo dos hijos trabajando, y ellos a veces le dan a uno, es difícil la situación, pero vamos resolviendo», comentó.

Por su parte, Gregorio Graterol expresó que siempre está a la espera de cuando le caiga un bono de guerra o beneficios que otorgue el Gobierno nacional a través del sistema Patria, «porque la pensión son 130 bolívares, no alcanza para nada, pero el bono de guerra ayuda mucho», afirmó.

Graterol explicó que tiene 92 años; en su juventud jugó béisbol amateur en Maracay y trabajó por muchos años en una empresa transnacional de refresco, y agradece que esos años de trabajo y rendimiento le otorgaran esos beneficios.

No obstante, también aclaró que con las ayudas del gobierno puede sobrevivir al mes, ya que recalcó que debido a la buena crianza de sus hijos, le retribuyen costeando ciertos gastos diarios.

«Tengo a las hijas que son buenas, ellas están bien ubicadas porque las crié bien.

No las obligué a estudiar, y ahora cuento con dos abogados y una ingeniera que está en Pdvsa, estamos más o menos, pero vamos bien», dijo.

Para Julio Rivas la situación es similar, los bonos que les da el Gobierno son una ayuda, pero el dinero de sus familiares es lo esencial para sobrevivir. «Estamos dependiendo de una ayuda de afuera, dependemos de un bono del Gobierno que siempre nos ayuda también, pero las ayuda de nuestros hijos más que todo, porque con la pensión no te alcanza ni para un kilo de harina ahora», recalcó.

Rivas mencionó que desea trabajar para volver a sentirse productivo y aportar a la casa, no obstante es difícil para un hombre con más de 60 años conseguir empleo. «Quiero trabajar, yo deseo trabajar, he optado por preguntar en algunas, parte pero ni de vigilante me quieren dar trabajo, entonces yo digo: estoy a la deriva, pero en la mano de Dios que el es nuestro proveedor», agregó.

Por último, David Domínguez, de 62 años de edad, hace todo lo posible para seguir llevando el pan a la mesa cuando le sale algún trabajo de albañilería. «Cuando me sale, porque la cosa no está muy buena tampoco, uno va a cobrar lo que uno piden tampoco te lo quieren pagar, entonces uno se ayuda con el bonito de guerra para comprar comida», relató.

Finalizó destacando que no está solo manteniendo su casa, ya que sus familiares lo apoyan para llenar la nevera. «Tengo a mi hijo en Estados Unidos que me manda algo, pero si está sin trabajo no puede, allí uno debe resolver», sentenció.

LINO HIDALGO | elsiglo

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