Lo que empezó como un brote aparentemente menor se ha convertido en un grave problema sanitario en la calle Cantaura, ubicada en el centro de La Victoria, municipio José Félix Ribas del estado Aragua. Los vecinos y transeúntes de esta transitada vía denuncian que llevan más de quince días conviviendo con el desborde de aguas servidas que corre libremente por la calle, generando un hedor insoportable y un riesgo constante de enfermedades.

«Ya no sabemos qué hacer. Esto huele horrible, no se puede ni salir a la puerta», expresó la señora Migdalia Rodríguez, residente del sector desde hace más de 20 años.
Como ella, varios habitantes de la zona manifestaron su preocupación no sólo por el mal olor, sino también por las condiciones insalubres que trae consigo este bote constante de aguas negras.
Rodríguez explicó que aunque desconocen la causa exacta del problema, este brote no es nuevo. «Hace unos meses vinieron unos trabajadores, destaparon una cañería y se fueron. Parecía que se había solucionado, pero al poco tiempo otra vez empezó a rebosarse, ahora está peor», añadió.
Según testimonios de vecinos, en reiteradas oportunidades han reportado la situación a los entes correspondientes, sin obtener una respuesta definitiva. «Uno llama y llama, y a veces dicen que vienen, pero no llegan. Y cuando lo hacen, limpian por encima, pero no arreglan el verdadero problema», sostuvo el señor Elías Torres, mecánico de la zona.
La situación empeora cuando llueve, según relataron varios habitantes del lugar. El sistema de drenaje colapsa aún más y los cachinches o como comúnmente se conocen a las alcantarillas o bocas de visita rebosan con fuerza, extendiendo las aguas contaminadas por tramos adicionales de la calle e incluso alcanzando las aceras y entradas de viviendas y locales.
Una amenaza a la salud pública
Este desbordamiento de aguas servidas no sólo representa una molestia por el olor o por el daño que pueda ocasionar a la infraestructura vial, sino que constituye una seria amenaza sanitaria. Las aguas negras son foco de bacterias, virus y otros agentes patógenos que pueden provocar enfermedades.
«Por aquí hay muchos adultos mayores y niños, por ejemplo yo tengo dos y cada vez que salen a jugar tengo que estar pendiente que no pisen esa agua. Ya uno no puede ni abrir las ventanas porque el olor se mete en toda la casa», contó Valentina Torres.
Varios transeúntes que diariamente circulan por la calle Cantaura también han expresado su molestia. Algunos han optado por evitar esta vía por completo, tomando rutas alternas más largas, pero menos insalubres.

Piden una solución definitiva
Los denunciantes hicieron un llamado urgente a la Alcaldía de Ribas y a las autoridades competentes, como Hidrocentro y el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo, para que no sólo se realicen limpiezas superficiales, sino que se investigue el origen del colapso y se ejecute una reparación profunda que evite futuros desbordes.
«Lo que queremos es que solucionen esto de raíz. Que revisen bien las tuberías, cambien lo que haya que cambiar. No podemos vivir así, es inhumano», exigió Rodríguez.
Mientras tanto, el mal olor, la incomodidad y la amenaza sanitaria siguen latentes en la calle Cantaura, un punto neurálgico de La Victoria, que pese a su importancia, parece quedar fuera del radar de las soluciones permanentes.
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DANIEL MELLADO | elsiglo
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