Arráez se poncha menos

Luis Arráez es un caso atípico y fascinante en el béisbol moderno, conocido por su habilidad excepcional para hacer contacto y su increíblemente baja tasa de ponches.

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La «Regadera» tiene la capacidad de golpear la pelota a todas las partes del campo

Revisando las estadísticas del yaracuyano, hasta el jueves en la noche, el ganador tres veces del departamento de bateo en las mayores, en los últimos tres años – 2 LN y 1 LA – se ha ponchado 200 veces en 2.926 turnos al bate, es decir, su tasa es excepcionalmente baja en el béisbol moderno.

La tasa promedio de ponches en las Grandes Ligas ha ido en aumento constante durante décadas, y muchos bateadores de poder tienen tasas de ponches superiores al 20% o incluso al 30%. Lo de Luis, se traduce por el momento en 6.8% de sus turnos al bate.

Estos números refuerzan un análisis sobre por qué Arráez se poncha menos: su enfoque en el contacto, su swing compacto, su disciplina en el plato y su mentalidad de no regalar outs son clave para estos números tan singulares.

A diferencia de muchos bateadores actuales que buscan maximizar la velocidad de salida y los jonrones, la principal meta de Arráez es simplemente poner la pelota en juego. Su filosofía es «sólo quiero ver algunos lanzamientos» y «siempre dejo pasar el primer pitcheo, porque confío en mí mismo».

En ese sentido, el venezolano, para entender mejor la situación, no regala outs; su enfoque no es «poncharse es parte del juego». Arráez es un bateador extremadamente disciplinado y rara vez se abanica a lanzamientos que están claramente fuera de la zona de strike, incluso con dos strikes en la cuenta.

La «Regadera» tiene la capacidad de golpear la pelota a todas las partes del campo. Esto dificulta que las defensas se posicionen eficazmente contra él, ya que no tiene una tendencia clara a jalar o batear por el lado contrario. Su capacidad para distribuir la pelota de manera uniforme lo hace un dolor de cabeza para los fildeadores.

En siete temporadas, el criollo ha mejorado quirúrgicamente su mecánica de bateo, y por ello, su swing es compacto y corto, que le permite llevar el bate directamente a la pelota con gran precisión, incluso en lanzamientos difíciles. Su swing es tan eficiente que el bate recorre una distancia mínima para hacer contacto.

Además de ello, tiene la habilidad para batear con dos strikes; cuando tiene dos malas, se transforma en un bateador aún más difícil de ponchar. Su tasa de swings en blanco es bajísima, y su capacidad para hacer contacto con lanzamientos en el borde de la zona de strike es inigualable.

Además, tiene una capacidad de adaptabilidad a todo tipo de pitcheos. No importa lo que le lancen (rectas, rompientes o lentos), Arráez es capaz de hacer contacto. Sus números de promedio de bateo son consistentemente altos contra todos los tipos de lanzamientos.

Pero no todo termina con lo anterior, por el de Yaracuy, es un defensor del plato. Con dos strikes, Arráez hace swing a casi cualquier lanzamiento que esté cerca de la zona, incluso si es un tiro que no le agrada, con el único fin de evitar el ponche.

La confianza entonces está entre sus habilidades: Él mismo ha declarado que confía en su capacidad para batear con dos strikes, lo que le permite ser paciente y estudiar los lanzamientos del pitcher al principio del turno.

En resumen, para entender mejor este relato, Luis Arráez es un «bateador a la antigua» en la era moderna del béisbol. Su éxito se basa en su disciplina en el plato, su habilidad innata para hacer contacto con la pelota, su swing compacto y su capacidad para usar todo el campo. Prioriza poner la pelota en juego por encima de buscar extrabases, lo que se traduce en una de las tasas de ponches más bajas en el béisbol, y a su vez, en consistentemente altos promedios de bateo y títulos de bateo.