Trapiche de Tiquire: La herencia que une el pasado con el futuro

En el corazón del municipio Revenga, estado Aragua, las ruinas del Trapiche de Tiquire se alzan como testigos silenciosos de cuatro siglos de historia. Según el Dr. Carlos Julio Tavera Marcano, cronista local, este complejo es una joya de ingeniería hidráulica colonial, que encarna la esencia de El Consejo: un pueblo donde la geografía, la lengua, las costumbres y los sueños tejen una identidad irrepetible.

Trapiche de Tiquire: La herencia que une el pasado con el futuro

Y es que ignorar este patrimonio, advierte Tavera, equivale a «perdernos a nosotros mismos», hablando de la comunidad consejeña. Declarado Patrimonio Histórico Municipal, el sitio trasciende lo arquitectónico, es un símbolo de la memoria colectiva y un puente entre el ayer cañero y el hoy turístico. 

INGENIERÍA COLONIAL, CIMIENTO DE PROGRESO

El acueducto del Trapiche de Tiquire, con sus 32 arcos de ladrillo y mampostería, es una obra maestra del período colonial venezolano (siglos XVII-XVIII). Extendiéndose desde el cerro Maletero en La Victoria, actual municipio Ribas, hasta la antigua hacienda, esta estructura de 4.5 km, sostenida por puentes de arcos, abasteció de agua a cultivos de caña de azúcar y café, impulsando la economía regional.

Su sistema constructivo, usando materiales locales como piedra caliza y técnicas ancestrales, refleja la inventiva de una época. Aunque el Dr. Tavera sugiere, que su construcción pudo ser republicana, atribuida al Dr. Félix María Alfonzo en el siglo XIX, su valor como infraestructura hidráulica única en la región central perdura intacto. 

Trapiche de Tiquire: La herencia que une el pasado con el futuro

LA HACIENDA QUE MOLDEÓ UN TERRITORIO

Fundada en las primeras décadas del siglo XVII, la Hacienda Trapiche Tiquire fue epicentro económico y social. Sus tierras, otorgadas por «Gracias y Mercedes» reales, abarcaban desde el Río Tuy hasta la quebrada Acapro, hoy Párate Bueno, incluyendo lo que hoy son El Consejo y urbanizaciones como Las Luisas y La Mora.

Propietarios como Felipe Lorenzo Fernández y José Domingo Blanco expandieron sus cultivos, mientras la producción de papelón y azúcar alimentaba a Caracas.

Hoy, sus ruinas, carcomidas por el tiempo pero erguidas, guardan «rumores de aguas caídas» y musgos negruzcos que hablan de grandeza. El llamado «Bebe», un tramo de tres arcos oculto en el bosque, aguarda exploración para revelar secretos bajo la tierra. 

Trapiche de Tiquire: La herencia que une el pasado con el futuro

CULTURA VIVA, UN SÍMBOLO

El Trapiche de Tiquire no es sólo piedra, es inspiración. Su arcada, emblema en el logotipo de la Alcaldía de Revenga (1995) y el escudo del Liceo Manuel Cipriano Pérez, ha sido plasmada en fotografías, obras plásticas y estudios académicos.

UN DECRETO PARA LA ETERNIDAD

El 24 de enero de 2000, las ruinas del Trapiche de Tiquire fueron declaradas Patrimonio Histórico y Arquitectónico de Revenga, junto a otros monumentos locales. Este decreto fue un triunfo de la comunidad, pues es el primer paso para su conservación, pero no el último.

El llamado es a autoridades y ciudadanos, restaurar los arcos es tejer futuro. Aquí, el turismo cultural no es contemplación; es sentir en los ladrillos «sonoros» el latir de un pueblo que se niega a olvidar. Como escribe Tavera Marcano: «Estas piedras son la instancia ancestral de nuestra personalidad». 

En resumidas cuentas, el Trapiche de Tiquire invita a recorrer Aragua con ojos de historiador; donde cada arco es un verso, cada musgo una crónica, y cada rumor de agua, un verso de la identidad venezolana. Su rescate no es nostalgia; es sembrar turismo en el surco de la memoria.

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DANIEL MELLADO | elsiglo

LG