Hace 33 millones de años, estas moscas ya engañaban a sus depredadores imitando avispas

Un fósil checo revela que el mimetismo batesiano existía hace más de 30 millones de años y estaba moldeado por aves extintas, no por pájaros actuales. Una pista clave sobre la evolución de los engaños visuales.

Hace 33 millones de años, estas moscas ya engañaban a sus depredadores imitando avispas

Un paseo por el campo puede ser una experiencia relajante… hasta que una avispa empieza a rondar. Lo curioso es que, muchas veces, lo que parece una avispa no lo es. Las llamadas moscas sírfidas, por ejemplo, son maestras del disfraz: inofensivas, sin aguijón, pero visualmente idénticas a una avispa. Este truco evolutivo, conocido como mimetismo batesiano, es una estrategia de supervivencia común en la naturaleza. Lo que no sabíamos hasta ahora era que este fenómeno no es un invento reciente. De hecho, un fósil hallado en la República Checa sugiere que estos engaños visuales ya se producían hace más de 30 millones de años.

El estudio, publicado en Current Biology, ha identificado a una especie extinta de sírfido, Spilomyia kvaceki, con un patrón de coloración tan preciso que no deja dudas sobre su objetivo: parecerse a una avispa. Lo más impactante no es solo la calidad del mimetismo, sino su antigüedad. Hasta ahora, las pruebas fósiles de mimetismo en insectos eran escasas y poco convincentes. Este nuevo hallazgo cambia el escenario por completo y obliga a reescribir parte de lo que creíamos sobre la evolución de estas estrategias.

Lo que este hallazgo cambia sobre la evolución animal

Hasta ahora, se pensaba que el mimetismo de alta precisión era un fenómeno relativamente moderno, resultado de la evolución paralela entre insectos y aves paseriformes. Este nuevo fósil demuestra que esa idea es incompleta. El mimetismo ya estaba presente mucho antes de la aparición de estos pájaros y, por tanto, debió surgir bajo otras condiciones ecológicas.

La presencia simultánea de fósiles de avispas y moscas imitadoras en el mismo entorno geológico sugiere que la presión evolutiva no solo era real, sino efectiva. Esto no solo aporta evidencia directa de cómo se desarrolló el mimetismo, sino que también ayuda a reconstruir el ecosistema de esa época: uno en el que insectos, aves y otras especies interactuaban de formas complejas.

Además, abre nuevas preguntas sobre la estabilidad de los rasgos evolutivos. Si un patrón visual fue tan efectivo hace 33 millones de años como lo es hoy, ¿qué nos dice eso sobre la constancia de ciertos comportamientos depredadoresa lo largo del tiempo? ¿Y sobre la capacidad de la selección natural para fijar estrategias de engaño?

Las aves del pasado también fueron engañadas

Uno de los puntos más interesantes del estudio es que el mimetismo de esta especie fósil no estaba dirigido a los pájaros actuales, sino a otro grupo de aves extintas. En la actualidad, los principales depredadores de insectos en Europa son los pájaros paseriformes (como los jilgueros, gorriones o mirlos), pero hace 33 millones de años estos aún no dominaban los ecosistemas.

“El mimetismo de avispas que vemos en las sírfidas actuales ya estaba completamente formado cuando Europa estaba dominada por aves muy diferentes”, explica la investigadora principal del estudio, Klára Daňková. En concreto, el trabajo sugiere que las aves no paserinas, como las del grupo Coraciimorphae (abejarucos, martines pescadores) y Apodiformes (vencejos), podrían haber sido las responsables de ejercer esta presión selectiva en el pasado.

Este dato no solo amplía el marco temporal del mimetismo, sino que también obliga a reconsiderar el papel que distintas aves han tenido en la evolución de los insectos. La interacción entre depredador y presa no solo se da en el presente, sino que tiene raíces profundas que se remontan a decenas de millones de años.

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el siglo con informacion de.(muyinteresante)
SG