Lo bueno de enfrentar al venezolano Luis Arráez es que el plan de juego es muy simple. «Lánzale por el medio y espera que la conecte hacia alguien», comentó el mánager de los Azulejos, John Schneider.

No tiene mucho sentido intentar otra cosa en este momento.
Arráez fue una vez más el punto luminoso de una ofensiva de los Padres que está luchando con altibajos, al dar un doble y un triple en la derrota del miércoles por 14-0 ante los Azulejos en el Rogers Centre. El esfuerzo extendió la racha de hits del oriundo de San Felipe a ocho encuentros seguidos, y marcó su 14to partido con dos imparables o más en la temporada.
El plan de juego puede ser simple, pero está lejos de ser fácil. El promedio de bateo de Arráez es ahora de .301 en esta campaña, y hay un verdadero consuelo en ver que ese número comienza con un 3. Después de un lento inicio del 2025, el inicialista ha vuelto a ser él mismo, haciendo contacto a un ritmo histórico y ejerciendo muchísima presión sobre los lanzadores rivales.
Entonces, ¿qué cambió desde entonces hasta ahora?
«Nada», señaló Arráez. «No he cambiado nada. He continuado con mi rutina y me he mantenido mentalmente fuerte, lo cual es importante. Y sí, vengo aquí a jugar béisbol y a disfrutarlo. Este es un juego muy difícil, pero como siempre digo, no es imposible. Estamos trabajando todos los días para mejorar y eso es lo que estoy haciendo a diario».
Arráez nunca dudó que revertiría el inicio de 23-2 en esta temporada. Los resultados comenzaron a aparecer en abril, y la carrera por un cuarto título de bateo consecutivo ha tomado impulso rápidamente. Sin embargo, hay más historia en juego aquí.
Arráez ha registrado una tasa de swings fallidos del 3.4 por ciento. Si es capaz de mantener eso, superará fácilmente la mejor marca para una sola campaña de un jugador que haya realizado al menos 500 swings en la era del seguimiento de lanzamientos desde el 2008. El también venezolano Marco Scutaro tuvo una tasa de swings fallidos del 5.6% en el 2012.
No hacer swings en blanco significa muy pocos ponches: Tres en toda la temporada, para ser exacto. El último Padre además de Arráez en poncharse sólo tres veces en un lapso de 40 partidos fue el propio Tony Gwynn, del 7 de septiembre de 1999 al 22 de mayo del 2000. Arráez tiene una tasa de ponches del 1.7%. La última vez que un bateador calificado tuvo una tasa tan baja fue con Nellie Fox en 1961.
«Es único», dijo Schneider. «Está observando donde están jugando los infielders mientras los lanzadores se preparan y puede dirigir la pelota a cualquier parte. Es un dolor de cabeza».
Un dolor de cabeza a lo vieja escuela
El perfil de Arráez no encaja perfectamente con mucho de lo que se valora en el juego actual, pero claramente hay un lugar para él. Los Padres necesitan cada parte de ello.
«El Luis de siempre», dijo el mánager de los Padres, Mike Shildt. «Está en un muy buen momento. Y él, como nosotros, siempre va a competir. Estamos ansiosos por el partido de mañana».
Si los Padres pudieran embotellar lo que están viendo de Arráez, probablemente lo harían. Muy pocas otras cosas les salieron bien el miércoles al equipo, ya que los problemas ofensivos se filtraron al terreno y un encuentro que alguna vez estuvo cerrado se convirtió en una avalancha en su contra en los innings finales, debido a algunos errores defensivos.
Una segunda derrota consecutiva por blanqueada extendió la mala racha de San Diego a cinco reveses en fila.
De la misma manera en que Arráez confió en su talento para recuperarse de un inicio complicado, el venezolano ve razones para creer en un cambio positivo para su equipo. La temporada es larga y las oportunidades para autocorregirse son abundantes. Mantener una mentalidad sólida es clave.
«Es difícil mantenerse positivo cuando estamos perdiendo, pero todos somos adultos aquí», señaló Arráez. «Somos adultos con familias y eso es lo que tenemos que hacer, mantenernos positivos. Sabemos que mañana es un nuevo día y tendremos otra oportunidad de volver aquí y disfrutar de este hermoso deporte».
CJL