Un estudio revela una adaptación desconocida en los dragones de Komodo que podría ayudar a entender cómo se alimentaban los dinosaurios carnívoros.

Los dragones de Komodo han fascinado durante décadas a científicos y entusiastas de la naturaleza. Su imponente tamaño, su mordida letal y su capacidad de derribar presas mucho más grandes que ellos los convierten en uno de los depredadores más formidables del planeta. Sin embargo, un reciente estudio publicado en Nature Ecology & Evolution ha revelado un detalle inesperado sobre su dentadura: sus dientes están recubiertos de hierro, una adaptación jamás observada en un reptil carnívoro.
Este hallazgo, liderado por un equipo de investigadores del King’s College de Londres, no solo cambia nuestra comprensión sobre la biología de los dragones de Komodo, sino que podría ofrecer pistas sobre cómo los dinosaurios afilaban y mantenían sus temibles dientes durante su reinado en la Tierra.
Un arma secreta en su mordida mortal
Los dragones de Komodo (Varanus komodoensis), endémicos de unas pocas islas en Indonesia, han evolucionado un conjunto de estrategias que los convierten en superdepredadores. Sus mandíbulas están diseñadas para desgarrar carne con facilidad, gracias a unos dientes curvados y serrados que recuerdan a los de los grandes dinosaurios carnívoros como el Tyrannosaurus rex. Sin embargo, a diferencia de los mamíferos, los reptiles como el Komodo poseen una capa de esmalte extremadamente fina en sus dientes, lo que, en teoría, debería hacerlos más vulnerables al desgaste.
Pero aquí es donde entra en juego el sorprendente descubrimiento: un recubrimiento de hierro en los bordes y las puntas de los dientes actúa como un refuerzo natural, ayudando a que se mantengan afilados y resistentes al uso continuo. Este revestimiento, detectado gracias a técnicas avanzadas de análisis químico y estructural, confiere a los dientes una característica tonalidad anaranjada que inicialmente pasó desapercibida.
El hierro en la dentadura de los dragones de Komodo no solo refuerza su estructura, sino que podría protegerlos de los ácidos gástricos cuando desgarran carne y huesos, una adaptación que recuerda a las estrategias evolutivas observadas en mamíferos como los castores, cuyos dientes frontales también contienen hierro para resistir el desgaste constante.
Un descubrimiento que desafía lo que creíamos saber sobre los reptiles
Hasta ahora, el refuerzo con hierro en los dientes había sido observado en algunos mamíferos, pero nunca en un reptil carnívoro. Este hallazgo demuestra que todavía hay mucho por descubrir sobre la biología de los dragones de Komodo y su evolución.
Curiosamente, los investigadores también encontraron rastros de hierro en los dientes de otros reptiles, incluidos algunos cocodrilos, aunque en menor cantidad. Esto sugiere que la adaptación podría estar más extendida de lo que se pensaba, especialmente en especies con dientes diseñados para desgarrar carne.
Otro dato llamativo es que este recubrimiento de hierro se encuentra en cada uno de los dientes de los dragones de Komodo, incluidos aquellos que aún no han emergido. Esto indica que no es un resultado del contacto con la presa ni un efecto secundario de su alimentación, sino una adaptación biológica que se desarrolla de manera natural.
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el siglo con informacion de:(muyinteresante)
SG