Las olas de calor en Europa han sumado más muertes adicionales este verano

Las olas de calor entre los pasados meses de junio y agosto en Europa fueron responsables del 68 % de los decesos ligados al incremento de las temperaturas y añadieron al menos 16.500 muertes adicionales al total de 24.000 fallecimientos registrados.

Las olas de calor en Europa han sumado más muertes adicionales este verano

Es la principal conclusión de un estudio publicado hoy por el Imperial College de Londres y la London School of Hygiene & Tropical Medicine, en colaboración con científicos del Instituto Meteorológico Real de Países Bajos y las universidades de Copenhague y de Berna (Suiza), si bien los investigadores han trabajado con datos de 854 ciudades que representan sólo el 30 % de la población europea.

Los autores consideran que ese exceso de mortalidad se debe a un incremento medio de las temperaturas de 2,2 grados centígrados este verano, con picos de 3,6 °C, que atribuyen al «cambio climático, causado principalmente por la quema de combustibles fósiles y la deforestación».

«Puede que no parezca mucho, pero nuestro estudio demuestra que variaciones en el calor veraniego de tan solo unos pocos grados pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas», declaró la investigadora Clair Barnes, del Centro para Política Medioambiental del Imperial College de Londres.

A partir de modelos matemáticos, registros históricos de mortalidad y métodos revisados por pares, el estudio señala al calor extremo como un «asesino silencioso», pues la mayoría de las muertes relacionadas con el calor no se notifican.

2.841 muertos en España

Se han documentado casos aislados de decesos debido a las altas temperaturas este verano, como el caso de un trabajador de limpieza de 51 años fallecido en Barcelona (España) o un empleado de la construcción de 47 años en San Lazzaro di Savena (Italia).

«Sin embargo, la gran mayoría de las muertes relacionadas con el calor no se registran. Con frecuencia, las personas fallecen a causa de enfermedades preexistentes -como problemas cardíacos, respiratorios o renales- que se agravan con las altas temperaturas, y el papel del calor rara vez se consigna en los certificados de defunción», subrayan los académicos.

La investigación concluye que el calor extremo de este verano estuvo detrás de las muertes de 4.597 personas en Italia, 2.841 en España, 1.477 en Alemania, 1.444 en Francia, 1.147 en el Reino Unido, 1.064 en Rumanía, 808 en Grecia, 552 en Bulgaria y 268 en Croacia.

Al analizar las capitales, contabilizaron 835 muertes adicionales en Roma, 630 en Atenas, 409 en París, 387 en Madrid, 360 en Bucarest, 315 en Londres y 140 en Berlín.

Las personas de 65 años o más representaron el 85 % del exceso de mortalidad ligada al calor, lo que «pone de relieve que los veranos más calurosos serán cada vez más mortales para la población europea envejecida».

Los mayores de 80 años representan actualmente el 6 % de la población europea y las estimaciones proyectan que ese umbral llegará al 15 % en 2100.

Las ciudades pueden registrar de media entre 4 y 6 grados más de temperatura que las áreas rurales, agregan los científicos climáticos, que recuerdan que el 70 % de los europeos viven en ciudades y se espera que ese ratio supere el 80 % en 2050.

Los investigadores agregan que «un cambio rápido hacia las energías renovables y el abandono de los combustibles fósiles es la forma más eficaz de evitar veranos más cálidos y letales».

«Las políticas de adaptación al calor son importantes, como introducir horarios laborales flexibles, ajustar el calendario escolar, aumentar las zonas verdes urbanas y el uso de aire acondicionado, así como mejorar la infraestructura de salud pública», apuntó el profesor adjunto en la London School of Hygiene & Tropical Medicine Malcolm Mistry.

Sin embargo, el alcance de esas decisiones es limitado y «la dura realidad es que, a menos que reduzcamos urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero, las intervenciones mencionadas tendrán un papel limitado a la hora de mitigar los riesgos del calentamiento global de origen humano, no solo sobre la salud, sino también en otros sectores como la agricultura», concluyó.

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EFE

LG