Pocos peloteros logran trasladar el éxito de la ronda regular a los playoffs, en especial los novatos. Pero para Jackson Chourio, no parece encontrarse en la postemporada, la presión no le agobia en absoluto. Su confianza y enfoque siguen inmutables. No es algo que se pueda aprender. Lo tienes o no lo tienes en el ADN.
El jardinero conectó dos jonrones el miércoles por la noche para ser clave en el triunfo de los Cerveceros de Milwaukee 5-3 contra los Mets de Nueva York, en un desafío en el que enfrentaban la eliminación y lograron igualar 1-1 la Serie de Comodines de la Liga Nacional.
Como primer bateador del juego, en calidad de abridor del lineup, le sacó la bola a Sean Manaea para empatar el score 1-1 y, luego se fue para la calle -ante Phil Maton- en el inicio del octavo inning, para ser el punto ignición de un racimo de tres carreras, que liquidó el partido.
«La presión siempre estará ahí», admitió Chourio, en la rueda de prensa después del partido. «Por eso, como jugadores, nuestro trabajo es controlarla de la mejor manera posible. Se trata de salir y encontrar los momentos en los que podamos dominarla y seguir haciendo lo que hacemos».
Así de sencillo, con aplomo y sin aspavientos, pese a convertirse en el segundo jugador en la historia de la MLB en conectar dos cuadrangulares para empatar un desafío de postemporada.
¿El otro? Nada menos que Babe Ruth en el Juego 4 de la Serie Mundial de 1928, de acuerdo con OPTAStats.
Además de las diferencias obvias entre un legendario miembro del Salón de la Fama y un recluta, Ruth contaba 33 años de edad y estaba en su noveno de 10 Clásicos Otoñales, en su enorme carrera. Chourio lo hizo en su primera campaña en las Mayores, con 20 años y 205 días de nacido.
El marabino le dio con el barril del bate a una recta cortada en la esquina de afuera en la zona alta de strike. La conexión salió disparada a 105,7 millas por hora y recorrió una distancia de 398 pies (más largo que el primero de 376 pies), hacia la zona del center-right del American Family Field.
El obús tardó en irse de los confines del parque en 5,3 segundos, según Statcast, y mientras Chourio recorría las bases, estalló la euforia de los 40.350 aficionados en el recinto, quienes le aplaudieron a rabiar.
«Creo que la adrenalina todavía está fluyendo. Pienso que todavía siento la adrenalina allí. Fue un momento muy especial para mí y lo recordaré por el resto de mi vida», destacó. «Desde el primer día sentí el apoyo y el cariño que me han dado la ciudad y los fanáticos de Milwaukee. Así que siempre he estado muy agradecido y feliz por eso. Son momentos que podemos compartir juntos, tanto yo, personalmente, como la ciudad de Milwaukee. Así que estoy muy feliz de que podamos celebrarlos juntos».
Esa octava entrada, que coronó Garrett Mitchell con un vuelacercas de dos anotaciones como emergente, fue -en opinión de Chourio- el resumen de Milwaukee como equipo en 2024.
«Ha sido un año increíble. No hay mucho más que decir. Ha sido un año increíble para todos, para todos los muchachos en este club. Creo que vimos los frutos que se dieron de eso… Y, como hemos hecho toda la temporada, seguimos luchando. No importa cuántos outs haya. Hablamos de ello todas las noches, pero esta noche había que ganar, hacer lo que sea necesario, y eso es lo que hicimos».
Con su nueva gesta, Chourio dejó claro que vale cada centavo -quizás más- del contrato récord que firmó el 4 de diciembre de 2023 por ocho años y $82 millones. «Fue un momento muy especial para mí y lo recordaré por el resto de mi vida», afirmó el criollo al conectar el jonrón en la octava entrada.
CJL