La música es un camino que conecta los corazones de todos sus amantes, sin distinción de etnia, piel, fe y país, por lo que no es una sorpresa que siempre ofrezca un espacio para la grata convivencia y la vibrante mezcla de anécdotas y experiencias.
Con esto en mente, en el transcurso de tres semanas consecutivas seis venezolanos pudieron decir con la mano en el pecho que un sueño se ha hecho realidad, al haber participado en la reciente sesión del Coro Mundial de Jóvenes (World Youth Choir, en inglés) realizado en ciudades de Alemania, Italia y Países Bajos.
Entre sus palabras, de las cuales cuatro de ellos pudieron expresarlas a través del diario elsiglo, comunicaron que lo vivido se conjuga en una serie de expresiones que cumplen con describir todo lo ocurrido entre los ensayos, reuniones y conciertos.
«Invaluable, transcendental, magnífica e inefable» es la experiencia que pudieron disfrutar de su estadía en compañía de casi 100 personas, originarias de 44 países del nuestro amado globo terráqueo.
Un evento lleno de talentos
Al respecto, Merly Martínez, proveniente de San Cristóbal del estado Táchira, describió el entorno como «una cosa que se aleja mucho también de lo musical, porque si bien es una experiencia profesional, tiene una magia social increíble. Conoces de todas las culturas en una energía totalmente limpia y bonita».
La convivencia simplemente se encontraba extraordinaria, porque la finalidad de juntar a todas a esas personas, según describe ella, viene con la meta de «hacerlos crecer, de conocer y volverse mejores», algo que se acompaña con las expectativas de realizar un gran coro.
Priscila nos habló de sentirse nerviosa del cómo se engranaría todo durante las jornadas de preparación y «me di cuenta que no tenía ni idea de lo que esperaba encontrarme, porque fue muchísimo mejor. Y pues sin ninguna duda no tenía en cuenta el factor y el impacto social que tiene el coro mundial».
La sorpresa fue grata y con el paso de los días cualquier duda «se convierte en una cuestión de crecimiento y de conocer el mundo a través de otros ojos», señaló la chica mientras dictaba que los participantes «ya para el último día éramos una familia».
Constante preparación
Asimismo, José Bermúdez, aragüeño y residente de la ciudad de Maracay, compartió que antes de partir a la sesión del World Youth Choir, se fue preparando para lo que vendría y «ex miembros que habían participado en sesiones anteriores me habían dicho exactamente lo mismo, que esto te marca de por vida y puedo decir efectivamente que la marcó completamente de ahora en adelante».
El maracayero expuso que la comunicación no resultó un problema porque «netamente nos comunicábamos en inglés durante toda la sesión, ya que es un idioma que la mayoría de las personas manejan en todo el mundo y fue bastante fácil de entender». Además, de acuerdo a sus anécdotas, «las diferencias culturales eran bastantes, por así decirlo, pero fue gratificante que teníamos un lenguaje común con el que todos nos comunicábamos y teníamos pasión que fue la música».
En este sentido, el aprendizaje no faltó para ninguno de los miembros del coro mundial entre las actividades realizadas para llevarlos a ejecutar, frente al público internacional, obras notorias como la Novena Sinfonía de Beethoven y el estreno de la pieza ´Nine´ del director invitado para la sección, Tan Dun.
Momentos y asesorías únicas e inolvidables
La definición concreta del impacto producido por decir «estuve presente» en estos conciertos se ha vuelto «algo tan maravilloso que me ha llenado en sobremanera. Participar en esta sesión de verano fue algo que no pude prever, aunque es algo positivo aún no me lo puedo creer», declaró Ángel Lizarazo, de la ciudad de Acarigua, estado Portuguesa.
El joven, de 26 años, relató lo asombroso de ver ubicaciones históricas, estar presente en teatros hermosos, como el caso de la Filarmónica de Elba en Hamburgo, interactuar con amistades nuevas, aún describiéndose «una persona bastante introvertida, no suelo congeniar con todos, pero me sentí en casa gracias a la energía que cada uno traía».
En relación a esto, Lizarazo no «tuvo tiempo» para asimilar cada espacio lleno de emociones y expectativas que la sesión del World Youth Choir logró superar, gracias al lenguaje que la música brinda a sus integrantes con el agradecimiento del personal competente para formular, guiar y asesorar cada paso dado por ellos en el icónico evento.
Por su parte, Francisco Bourgeois, también del estado Aragua, habló de la calidad profesional que pudo observar durante los viajes «llevados a su máximo potencial, simplemente de otro mundo artístico, uno de los más apasionados que haya visto».
Abrumado, Bourgeois comentaba como la falta de dominio y fluidez de algunos idiomas no eran impedimento para interactuar con «personas muy distintas, con sensibilidades variadas», quienes para él «permitió que a través de las diferencias, encontramos la belleza de lo común, simplemente, el compartir diariamente nos unió, aunque suene a cliché, fuimos y seremos una familia», determinó.
Simplemente gracias
Cada historia, relato o conversación que tuvo lugar para estos venezolanos en el World Youth Choir lo han declarado «un éxito» para lo que viene más adelante para sus carreras artísticas, ya marcadas por el gentil abrazo que el mundo de la música ofreció a sus sueños.
Por eso, todos culminaron diciendo que si vale la pena seguir adelante con las metas propuestas, los objetivos de vida y prepararse para que quienes con dedicación, entrega y convicción se superen a lo grande.
JOSÉ ÁNGEL SÁEZ | elsiglo
CJL/JAS