La madrugada de este viernes 30 de agosto, un fuerte apagón nacional ha dejado sin energía eléctrica aproximadamente a 21 estados de Venezuela, lo que representa cerca del 90% del país, por lo que esta crisis energética ha impactado severamente a la población y al comercio local que se enfrenta a un difícil panorama tras el corte de luz.
En Cagua, los comerciantes han tomado la iniciativa de abrir sus puertas a pesar de la falta de energía, algunos establecimientos como carnicerías y otros negocios de alimentos, han optado por utilizar plantas eléctricas para continuar operando y garantizar la conservación de sus productos, los cuales requieren estricta refrigeración.
Sin embargo, esta solución es temporal y frenética, ya que dependen del suministro de combustible para mantener las plantas funcionando.
Omar Barrios, encargado de una carnicería en el centro de Cagua, destacó que hasta los momentos no han tenido ninguna pérdida, ya que cuentan con planta eléctrica, pero están a la expectativa de lo que pueda suceder, esperando no quedarse sin combustible para alimentar dicha fuente de energía alternativa.
«Tenemos planta como contingencia, deseando que se resuelva muy pronto esta situación y que nadie tenga pérdidas económicas, porque ya el país ha sufrido mucho», comentó Barrios.
Agregó Barrios que la razón de que no hayan tenido pérdidas de carnes y otros productos, es que pasaron toda la noche bien refrigeradas, y en la mañana acudieron a encender la planta.
La situación también se agrava con los constantes problemas en las ventas, ya que en muchos comercios no pueden procesar transacciones debido a la caída de las líneas telefónicas, y por ende de los puntos de venta.
Esto está generando una decadencia significativa entre los comerciantes, que esperan que se restablezca el servicio eléctrico y las comunicaciones en el corto plazo, ya que muchas personas no han podido comunicarse con sus familiares.
Esto lo confirmó Alfonso Pérez, también encargado de una carnicería, quien manifestó que han tenido dificultades en su negocio para concretar el pago de sus clientes, pese a que poseen planta eléctrica.
«La gente no puede cancelar con el punto porque se cayeron las plataformas, aceptamos puro efectivo, como la gente pueda», señaló Pérez.
Los comerciantes locales han logrado adaptarse a las circunstancias, con muchos establecimientos abriendo sus puertas y ofreciendo sus productos a la población. Aunque algunos negocios enfrentan desafíos operando sin electricidad, han encontrado maneras eficaces de seguir en funcionamiento, utilizando plantas eléctricas y ajustando sus horarios para maximizar la actividad comercial en las horas del día con luz natural.
Normalidad pese a estar sin luz
En otro orden de ideas, pese a que la situación con la falla eléctrica es bastante complicada en muchos aspectos; Sucre ha registrado una notable actividad comercial.
Los habitantes han salido a las calles para realizar sus compras diarias, mostrando una resiliencia y un espíritu comunitario que contrasta con la difícil situación energética.
Además de la actividad comercial en las calles, los ciudadanos han hecho uso de las plazas y espacios públicos, creando un ambiente vibrante en medio de la crisis.
La situación no sólo se limita al municipio Sucre, sino que otros municipios de los Valles de Aragua también han mostrado un desarrollo similar, con un movimiento comercial que a pesar de las dificultades, sigue demostrando la voluntad de la ciudadanía por mantenerse activa y abastecida.
También se han visto funcionarios policiales desplegados a lo largo de estas jurisdicciones, siendo garantes de una vialidad sin problemas, en aras de evitar accidentes de tránsito por la falta de luz en los semáforos.
Sin embargo, los comerciantes de la región hacen un llamado a las autoridades para que se tomen medidas urgentes que alivien la crisis y les permita recuperar sus operaciones con normalidad.
Mientras tanto, la comunidad de Cagua se muestra resiliente, apoyándose mutuamente en un momento de incertidumbre y buscando soluciones temporales para mitigar el impacto de esta nueva crisis.
ALEJANDRA BUITRAGO | elsiglo
CJL