Mariara, un encantador pueblo del estado Carabobo, se ha convertido en un referente gastronómico en Venezuela gracias a su famoso chicharrón, que no sólo satisface el paladar, sino que también alimenta el alma de sus habitantes.
La fama del chicharrón en Mariara radica en su preparación artesanal, que ha sido perfeccionada a lo largo de generaciones. Los productores locales, como Tomás Antonio Valero, quien lleva 29 años en el negocio, destaca la importancia de utilizar ingredientes frescos y cerdos criados en la zona.
«Nosotros usamos recetas que han pasado de generación en generación. Cada pieza de chicharrón lleva amor y dedicación», destacó.
El secreto del éxito del chicharrón también se encuentra en su distintiva mezcla de especies y el cuidadoso proceso de fritura, que asegura una textura crujiente por fuera y jugosa por dentro.
Este platillo no sólo se disfruta solo, sino que ha encontrado en su lugar una variedad de comidas típicas de la región, como lo son la hallaquitas de chicharrón, convirtiéndose en el acompañante ideal para cualquier ocasión.
Por su parte, Mario Moro, quien es vendedor de chicharrones desde hace 27 años destacó, «debido a la situación país ha llevado que las ventas disminuyan, buscando emprender en otras cosas porque ya el chicharrón ya no da la base».
Asimismo, Moro puntualizó que antes eran 14 negocios con la venta de chicharrón de los cuales sólo quedan cuatro y trabajando a media máquina.
El chicharrón de Mariara, considerado como uno de los mejores por su calidad y sabor, actualmente el tipo galleta tiene un costo de 12 dólares, y el de carne está entre 25 a 30 dólares.
Sin duda, el chicharrón es más que un simple platillo; es un símbolo de orgullo y un legado que continúa deleitando a quienes tienen el placer de probarlo. Con cada bocado, se siente la historia, la dedicación y el amor que los habitantes han puesto en esta deliciosa tradición, convirtiéndola en un verdadero patrimonio gastronómico de la región.
MIRLINGH MARTÍNEZ |elsiglo
STC