Las nebulosas son unos de los objetos más hermosos que se pueden contemplar en el cielo nocturno y son un objetivo habitual para los astrofotógrafos que buscan captar sus líneas y colores en una instantánea de otro mundo. Si en la Tierra buscamos formas y figuras en las nubes, con las del espacio no iba a ser menos. Desde la Nebulosa del Cangrejo, hasta la Nebulosa Cabeza de Caballo, que probablemente sea una de las más reconocidas, cada una de estas formaciones tiene una historia y características únicas que cautivan a astrónomos y entusiastas del espacio.
Pues lo cierto es que hay bastantes. Cuando contemplamos la inmensidad del espacio, nuestra imaginación suele pintar formas familiares entre las estrellas. Algunas nebulosas (esas formaciones de nubes de gas y polvo esparcidas por todo el cosmos) han resultado, en muchas ocasiones, tienen un asombroso parecido con criaturas terrestres. Repasamos algunas de ellas en esta colección de nubes cósmicas que parecen sacadas del reino animal.
A continuación, revelaremos algunas de ellas:
Nebulosa de la Tortuga
NGC 6210, se conoce como la nebulosa de la Tortuga es una pequeña nebulosa planetaria quese descubrió en 1825 por el astrónomo alemán del Báltico, Friedrich Georg Wilhelm Struve. Esta nebulosa se encuentra en la constelación de Hércules, a aproximadamente a 6.500 años luz de la Tierra, siendo el remanente de una estrella moribunda.
Su parecido con una tortuga se debe a su estructura única similar a un caparazón, con intrincadas capas de gas que se expulsan por la estrella central. Los gases que expulsa, iluminados por el núcleo remanente de la estrella, crean los deslumbrantes colores y formas que observamos desde la Tierra.
Nebulosa del Búho
M97, se conoce como la Nebulosa del Búho, el astrónomo francés Pierre Méchain la descubrió en 1781. Se encuentra en la constelación de la Osa Mayor, a unos 2.600 años luz de distancia de la Tierra. Su nombre se debe a que, a través del telescopio, sus dos manchas oscuras se asemejan a los ojos de un búho que mira fijamente al observador.
Esta nebulosa planetaria no es sino una capa brillante de gas ionizado, se expulsó a través de una estrella moribunda y sirve como recordatorio del ciclo continuo de nacimiento y muerte de estrellas en el universo.
Nebulosa del Ojo de Gato
Situada en la constelación del Dragón a unos 3.000 años luz de distancia de nuestro planeta, NGC 6543 o nebulosa del Ojo de Gato, es una de las nebulosas planetarias más estudiadas por los científicos.El astrónomo británico, William Herschelm la descubrió en 1786, y se bautizó con este nombre debido a su sorprendente parecido con un ojo de felino, presentando anillos concéntricos como si fueran el iris y una brillante «pupila» central.
Esta nebulosa tiene una estructura compleja, con una serie de burbujas simétricas y filamentos intrincados y se cree que provienen de las interacciones de los fuertes vientos de la estrella central con material expulsado previamente.
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Nebulosa Cabeza de Caballo
La nebulosa Cabeza de Caballo o Barnard 33 es quizás una de las nebulosas más emblemáticas del cielo. Forma parte del complejo de nubes moleculares de Orión, a unos 1.500 años luz de la Tierra. Es una nube de gas fría y oscura que fue descubierta por la astrónoma estadounidense Williamina Fleming en 1888 en placas fotográficas en el Observatorio de la Universidad de Harvard. La distintiva cabeza de caballo es difícil de esquivar. Es inconfundible y forma parte de una gigantesca guardería estelar.
Nebulosa de la Mariposa
Esta nebulosa, NGC 6302, se parece totalmente a una mariposa con las alas extendidas. Podemos localizarla en la constelación de Escorpio, a unos 3.400 años luz de distancia. Fue descubierta por el astrónomo Edward Emerson Barnard en 1907. ¿De dónde procede esta espectacular forma? Lo que nos recuerda a unas alas desplegadas de mariposa son el resultado de efluentes de gas a velocidades excepcionalmente altas que emanan de su estrella central que, además, es una de las estrellas más calientes conocidas de la Vía Láctea.
Nebulosa de la Ostra
Situada en la constelación de Camelopardalis (La Jirafa), la nebulosa de la Ostra (NGC 1501) se encuentra a unos 5.000 años luz de la Tierra. Fue Sir William Herschel quien descubrió esta nebulosa planetaria en 1787. Tiene forma elipsoide irregular y su nombre, como no podía ser de otra manera, se debe a su parecido con una ostra, con una apariencia perlada e iridiscente similar a una concha. La estrella central es lo que nos parece una perla.
Nebulosa del Cangrejo
En la década de 1770, el cazador de cometas Charles Messier intentaba dar caza al cometa Halley cuando encontró un objeto difuso que pensó que podría ser el cometa. Lo anotó a pesar de comprobar que este no se movía y años después, el astrónomo anglo-irlandés Lord Rosse decidió que los numerosos zarcillos que salían del cuerpo principal de la nube a tenor del dibujo que había hecho Messier, le daban un aspecto parecido al de un cangrejo y de ahí su nombre.
Como curiosidad, de forma independiente, la misma nebulosa fue observada por John Bevis unos años antes, en 1731. Esta nebulosa (NGC 1952) se encuentra en la constelación de Tauro a unos 6.300 años luz de distancia de la Tierra.
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MG