Rawayana, una de las bandas más internacionales de Venezuela, está embarcada en una larga gira de año y medio por Europa y América, pero los conciertos de este viernes en Madrid y el domingo en Barcelona son especiales por que se celebran en el fin de semana de las cruciales elecciones de su país, en las que tienen «mucha fe».
En una entrevista con EFE, el cantante Beto Montenegro reconoce que tiene una «sensación agridulce» porque le gustaría estar en Venezuela y poder votar, pero «nos pilló con la gira montada».
«Intentamos hacer las gestiones para votar desde España, pero fue imposible -añade-. Así que estamos en la misma situación que los cinco millones de venezolanos en el exterior que querrían votar y no pueden porque el Gobierno no se lo facilitó».
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Un llamamiento a que los venezolanos vayan a votar
Desde España, el cantante hace un llamamiento para que los que puedan vaya a votar porque siente que «estas elecciones son importantes».
No obstante, no tiene intención de convertir sus conciertos en actos políticos porque «cuando actuamos en Europa la mayoría del público es europeo y no queremos hacernos pesados» y también porque «nuestro público es como nosotros, quieren un cambio, así que no necesitamos hacer bandera».
Los conciertos de esta gira son una fiesta de reggae, ska, indie pop, funk y psicodélica, con las canciones del último disco ‘¿Quien trae las cornetas?’ en el centro de la propuesta.
Pero la situación de Venezuela está siempre presente porque, tal como explica Montenegro, nacido en Caracas en 1989, «nuestra generación ha vivido siempre lo mismo desde que tiene uso de razón y está esperando un cambio».
La autocensura de los artistas venezolanos
«En Venezuela hay una obsesión por mantener la conversación pública alrededor de la política y la gente de mi edad está cansada, aunque también acostumbrada», añade.
«Esta obsesión lleva al Gobierno venezolano a presionar a los artistas, siempre quieren aprovecharse de la posición de uno, y eso condiciona y provoca autocensura», denuncia.
Por eso, «muchos no quieren saber nada de política, están hartos, pero ahora no es momento de pasar de todo, si se quiere cambiar el rumbo hay que participar en las elecciones, hay que votar, no importa a quien, nosotros apoyamos la diversidad».
Rawayana, como su generación, bascula entre el hartazgo de la política y la necesidad de hacer algo, un tira y afloja que se observa en su discografía, con trabajos como ‘Cuando los acéfalos predominan con mucho contenido sociopolítico y otros como ‘¿Quién trae las cornetas?’ más dedicados a la celebración de la música en si misma.
Este último disco le está dando muchas alegrías a la banda, que comprueba como cada vez más gente se interesa por ellos y como se abren puertas en nuevos países.
En España están subiendo como la espuma, con un concierto en abril en el WiZink Center de Madrid con todas las entradas vendidas y una nueva visita ahora a la capital española, en Noches del Botánico.
«Es lindo que cantar en español sea lo más ‘cool'»
Rawayana se ha ganado su ascenso a pulso, con esfuerzo y talento, pero Beto reconoce que el buen momento que vive la música latina les ayuda porque «lo más lindo que le pasó a nuestra generación es que cantar en español sea lo más ‘cool'».
A pesar del momento dulce que vive el grupo, la gira está siendo dura porque recorre muchos países y están teniendo dificultades para conseguir los visados.
Los cuatro músico viven ahora entre México y Miami, pero su nacionalidad sigue siendo venezolana y «la situación de la emigración venezolana no es la ideal», según Montenegro
Pero Rawayana es una formación resistente, que pasó por muchas dificultades hasta llegar aquí y nada les va a parar.
En su último disco y en la gira están contando con muchas colaboraciones y en Madrid actúan en el mismo escenario que Los Amigos invisibles, que son para ellos un referentes, y tienen invitados como Catalina García de Monsieur Periné, Álvaro Díaz y Simon Grossmann, entre otros.
Con algunos de ellos están trabajando en futuras colaboraciones, porque Rawayana no para y aprovechó su breve estacia en Madrid para pasar por el estudio y preparar futuros proyectos que no quisieron desvelar. «Se avecinan sorpresas», advierten.
EFE
MG