Poco a poco, en Venezuela se visualiza un interés creciente de formación en los ámbitos del arte y todas sus corrientes, como si una puerta se abriera para permitir grandes oportunidades y una ruta de luz formidable en el mundo de los géneros clásicos, como coros y ópera.
Desde su perspectiva personal, Aimée Martínez, miembro de la Coral Nacional Simón Bolívar, relató que su deseo de cantar estuvo muy presente desde pequeña, casi que «era imposible que no ocurriese», ya que proviene de una familia, cuya afinidad a la música los une casi al punto de que lo demuestran con fervor, pasión y sangre.
Todo inició a la edad de 5 años. «Empecé participando en los coros del colegio, y lo que puedo decir es que ha sido un largo camino, con sus altos y bajos por supuesto, pero todo inició porque un día cuando apenas sabía hablar, les dije a mis padres que quería cantar; desde entonces no me he detenido», señaló.
Asimismo, recuerda con nostalgia los pasos que ha tomado, entre los cuales menciona las clases de lenguaje musical, audiciones, pararse en un escenario para cantar un «solo», o en grupos, dándole como expresión a su aventura el de un camino para seguir formándose, trabajar en equipo y enfrentar la realidad como músico.
«Es un mundo único, que te atrapa en lo que te unes a él. Yo digo que ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida, porque gracias a esto he conocido a personas que considero como mi familia, he vivido muchas cosas bonitas, y no tan bonitas también, que me han ayudado a madurar y entender muchas cosas de la vida. Todo esto de la mano de la música», resaltó.
Por otro lado, entre esos recuerdos y experiencias valorables, la coralista nos mencionó que la agrupación coral hace unos meses atrás tuvo la oportunidad de visitar varias ciudades de España, como parte de una gira internacional, describiendo el viaje como «muy especial».
Al respecto, Martínez nos contó: «Fue una experiencia única y muy emocionante. Era la primera vez que la coral viajaba desde 2016 y mi primer viaje internacional, así que fue muy especial. Estuvimos 15 días en España y recorrimos varias ciudades, Granada, Madrid, Úbeda, Badajoz, Santiago de Compostela, Oviedo, Comillas y Burgos. Presentamos repertorio sacro y el Réquiem de Gabriel Fauré, donde tuve la oportunidad de ser la solista en el concierto de Badajoz. La verdad es que cada concierto fue mágico y especial, tanto por el público como por los lugares, el ambiente, la música. Es una experiencia que me queda marcada en el corazón».
Un poco de su actualidad
Aimée es una joven que forma parte de las estructuras del Sistema de Orquestas y Coros de Venezuela, en la cual hace vida tanto de coralista como de asistente dentro del Programa Niños Cantores; una vivencia que la ha acercado a ver la enseñanza musical como una herramienta necesaria para el crecimiento emocional y social para los pequeños que están dentro del programa. Además, nos aporta que está adentrándose a las filas de la ópera venezolana como de reparto, y también con meta de representar un protagónico, al igual que una de sus referencias: Nadine Sierra.
«He participado en varios montajes de ópera cantando en el coro como Moisés en Egipto (Rosinni), I Capuleti e i Montecchi (Bellini), Carmen (Bizet), Pagliacci (Leoncavallo). Estoy comenzando mis estudios en canto lírico con la maestra Lucy Ferrero, soprano cubana y una excelente maestra, con quien hemos estado trabajando en bastante repertorio de ópera. Como solista tuve la oportunidad de participar en una muestra el año pasado del primer y tercer acto de La Boheme de Puccini interpretando a Musetta», nos comentó.
Finalmente, Martínez destacó que para todo aquel que desee crecer en la música la disciplina es necesaria; «el enfocarte en cada meta que quieras cumplir y trabajar para que eso se te dé, porque no todo es gratis, así que tienes que poner todo de ti para llegar hasta donde quieres estar».
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JOSÉ ÁNGEL SÁEZ | elsiglo
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