La expresión de la Ópera en las últimas décadas ha cambiado significativamente por contar ahora con espacios amplios, tratados auditivamente con nuevas tecnologías y tendencias para interpretar e innovar la forma de observar piezas de las corrientes más importantes de la música clásica.
Sin embargo, lo vital en la puesta en escena de este arte son sus personajes -sus cantantes- cuyas voces hicieron que se masificara desde su raíz en Florencia, Italia, hacia todo el planeta, volviéndose en el género más diverso y de trayectoria más extensa.
Con esto en mente, hay una preocupación vigente con respecto a cómo se aborda lo que destacó a esas voces: la aplicación de algo llamado «bel canto». Para ampliar el concepto del término, Giancarlo Mari, profesor vocal y vicepresidente de la academia Mario del Mónaco, comentó que actualmente no todos los cantantes de este estilo están desenvolviéndose correctamente con respecto a los lineamientos, para que ese tipo de canto se logre en «calidad ópera».
Durante una entrevista online con elsiglo desde su institución en Roma, Mari expresó su preocupación por las doctrinas que no aprecian el trabajo logrado por varios músicos influyentes, junto a sus intérpretes, para canalizar durante siglos una escuela, que recuperara lo denominado como «canto hermoso», de concesiones pedagógicas poco fiables y afianzadas a lo «hablado» que persisten en la actualidad.
«El canto operístico es algo completamente construido, que nació en una época donde obviamente no existía amplificación artificial y donde el cantante de alguna manera se tenía que escuchar en un lugar grande, como el teatro», relató. Añadió que con el paso del tiempo el género que pudo evolucionar hasta consolidarse en una técnica apropiada a mediados del siglo 18.
En este sentido, citando a Oskar Schindler, un destacado foniatra, Mari indicó que «el hablado es el parásito del sistema respiratorio y la laringe tiene funciones vitales, más no tiene como función primaria el hablar y el cantar; son mecanismos adquiridos. Es por eso que el cantante lírico tiene que estudiar mucho, porque estos mecanismos se hacen por imitación y entonces hay estudiantes con predisposición a lograrlo sin saber que están haciendo como en otros que hay que aplicar tácticas para construir su instrumento vocal».
Mala técnica pone en peligro al cantante
Las observaciones del profesor italiano nos refieren a que para aplicar una correcta ejecución del «bel canto» italiano debemos afianzarnos en los hallazgos científicos y médicos, que fomenten su correcta implementación. Algunos conceptos ambiguos para poder dar una «visualización» exterior de su ejecución en cátedras de canto o «masterclass» de artistas reconocidos a lo largo de los años pueden producir conflictos dialécticos.
«Hoy en día no se aplica ya que hay una confusión total sobre la técnica del ‘bel canto’. Desgraciadamente, la didáctica del canto parte del hecho de un instrumento que nosotros no vemos y entonces tenemos, se ha creído, que debemos controlarlo por medio de las sensaciones, de las imágenes. Esto ha conllevado que los grandes cantantes enseñen desde sus sensaciones, pero es ahí donde está el problema porque el cantante que siente el sonido en la frente o el que te dice apoya en la pelvis probablemente esté diciéndote sobre un reflejo muscular, que a lo mejor esté muy lejos de la verdadera sensación; se vuelve una didáctica sensorial y esta es muy limitada», exclamó.
Giancarlo Mari continuó expresando que por estos escenarios muchos profesionales iniciaron la búsqueda para solucionar de este gran problema con un abordaje más definido para el empleo del canto. «Uno de los modelos científicos más famosos, que ha creado la evolución del ámbito vocal, es el actual llamado ‘Estill Voice Internacional’, que busca poder dar al canto una posibilidad más concreta, directa. Para hacer esto tienes que hacer esto. El modelo lleva su búsqueda casi más de 30 años y de hecho ha dado una claridad importante sobre la construcción del sonido en calidad ópera», detalló.
Igualmente resaltó que, aun teniéndose en cuenta este avance, persiste en mayor número la «didáctica sensorial», cosa en la cual expone que solo ha brindado una técnica correcta a aquellos que «son afortunados».
Una meta en mente
Para Mari, los cantantes no son perfectos y por esto la visión de una correcta implementación del canto en géneros tan exigentes como lo es la ópera lo motivan a seguir fomentando la evolución de la cátedra impartida a los futuros exponentes.
«Cada cantante tiene su historia, cada alumno tiene su historia y son únicos por lo que la cosa importante que hay que entender es que ellos no tienen propia idea de lo que está haciendo y de lo que tiene que hacer», indicó.
Con esto en cuenta, expresó que sus objetivos están en otorgar «una claridad propia de lo que es el canto lírico, lo seguiré haciendo y estoy contento porque he llegado a tantas, tantas personas junto a mi colaborador Uzziel, de cómo se está evolucionando, con mucha fatiga, gran lucha, pero con mucho éxito», para crear nuevamente «cantantes de verdad, no solo en el aspecto técnico, sino más propio a cantantes completos».
Asimismo, Giancarlo Mari se dirigió a quienes incursionen en este arte que tengan «la curiosidad de conocer, de no creer a todas las palabras que el maestro dice. Yo se lo digo a mis estudiantes, tienen que comprobar en primera persona si lo que yo les estoy diciendo te está dando un efecto positivo. Al estudiar, uno siempre debe evaluar de donde comenzó, coger su cantante preferido y medir la distancia de entre tu tiempo de formación y este cantante. ¿Cuánto me falta para llegar a su nivel? Esto te ayudará a entender si vas por el camino justo o no».
JOSÉ ÁNGEL SÁEZ | elsiglo
STC