Kapti2020, un emprendimiento que se impulsa y promueve

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En el municipio Revenga reside Katiusca Rivero, una mujer luchadora que como todas las venezolanas se ha reinventado en pro del bienestar de su familia; y es con su enfoque determinado como ha conseguido materializarla; y un claro ejemplo de eso es la fundación de Kapti2020.

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Katiusca explicó que su emprendimiento nació entre los años 2018 y 2019, cuando en medio de la crisis decidió poner en marcha un proyecto que por mucho tiempo tenía cocinando en su mente y que se trataría de lo que aprendió desde muy niña, pero que no había explorado.

“Desde muy pequeña sentía pasión por la cocina y ésta viene de familia, ya que mis tíos hacían pan y yo fui adquiriendo los conocimientos, pero hasta cierto punto lo había tenido escondido. Es bien sabido que uno no explora y busca en su mente hasta que se ve en una situación crítica y fue allí cuando decidí incursionar en el arte culinario y comencé a hacer galletitas y demás pasapalos para la venta”, explicó.

De la misma forma, explicó que este camino no fue nada fácil, sin embargo en 2020 cuando entró en vigencia el confinamiento por el Covid-19, su proyecto tuvo un alza, pues la demanda subió de manera exponencial y eso impulsó su marca.

Un arte culinario

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Katiusca Rivero

“Mi emprendimiento en forma se comenzó a conocer en la época de pandemia, por eso el nombre tiene el 2020, porque fue un año de propulsión, donde supimos aprovechar la oportunidad y por medio del delivery salimos hasta fuera del municipio. A pesar del momento, las personas como que se encargaban de hacer más reuniones. Nos volvimos parte de ese fortalecimiento de las familias, es por eso que mantengo que no hay mal que por bien no venga, quizás no fueron los mejores años, pero sí uno donde nos reencontramos y que espectacular que nosotros como emprendedores comenzamos a formar parte de eso”, dijo Rivero.

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Igualmente indicó que todo ese auge la hizo formar parte de un grupo de emprendedores del municipio, que posteriormente participó en cursos y conversatorios donde impulsaron sus conocimientos como emprendedores y potencializaron su conocimiento en cuanto a temas como la marca y su manejo.

Elaborados para los más pequeños de casa

“Al hacer el curso de líder comunitario con la Fundación Santa Teresa, se nos abrieron los conocimientos y vimos como con nuestros emprendimientos; en mi caso, el de las galletas y pasapalos, no sólo podía ayudarme, sino además a mi comunidad. Fue en ese preciso momento cuando comencé a dar cursos de cómo elaborar los platillos a niños de zonas vulnerables y qué enriquecedor fue, porque me sentí mucho más útil. Fue tanto nuestra entrega que la fundación decidió apoyarme y dar desde hornos hasta batidoras para que yo me impulsara y así fue”, exclamó la consejeña.

A esta emprendedora aún le falta camino por recorrer y recomienda luchar por las metas, no desistir, que sigan adelante. “Y si se caen el deber es levantarse y apoyarse en sus familiares o en los pilares que tengan, porque ahí están las fuerzas que necesitan”, puntualizó.

DANIEL MELLADO | elsiglo