Maracay cumple 322 años: Aragüeños piden una ciudad más humana como regalo

Conocida en todo el mundo como la Ciudad Jardín de Venezuela, la Cuna de la Aviación o cuna de grandes toreros, Maracay cumple hoy un nuevo aniversario. Son 322 años, desde aquel 5 de marzo de 1701, cuando fue elevada a Parroquia Eclesiástica por el obispo de Caracas, Diego de Baños y Sotomayor, en respuesta a la solicitud de sus habitantes. 

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El casco central necesita mostrar rasgos de una ciudad moderna

Según muchos de los cronistas, señalan que la ciudad debe su nombre al maracayá, palabra de lengua caribe que designa a un felino que antiguamente habitaba estas tierras. La ciudad, que alcanzó su mayor esplendor en tiempos de Juan Vicente Gómez, está atravesado momentos difíciles debido a las fallas de planificación, problemas de atención a los servicios públicos y un abandono a muchas de las obras icónicas de la ciudad.

UNA CIUDAD MÁS HUMANA

El equipo periodístico del diario elsiglo quiso conocer la opinión de los maracayeros, sobre cuál sería el regalo que le darían a su ciudad, estos son los deseos para la ciudad.

A pesar de que existe un ambiente de modernidad en el estado, aún Maracay no ha disfrutado de esta evolución, no se aprecian en sus espacios indicios de una ciudad moderna, que haga honor a la reputación de ser la capital de unos de los estados centrales del país.

Pocos iconos existen en la ciudad que destaquen en la distancia

De igual forma, la adecuación para convertirla en una ciudad modelo que permita la inclusión de todos ha quedado en el olvido.

Así lo expresó Mayerling Ugarte, docente de educación física, maracayera de nacimiento; quien reconoció que se ha adelantado un proceso de embellecimiento por parte del Gobierno Nacional y regional, sin embargo, no se han creado espacios acordes para la ejercitación física, deporte o recreación, lugares para el libre esparcimiento en las comunidades.

“Maracay se ha convertido en una ciudad inaccesible para las personas con discapacidad física, no existe el respeto a las normativas para que las que andan en sillas de ruedas o muletas pueda desplazarse por los espacios icónicos del centro de la ciudad, es hora que Maracay sea vista como una ciudad para todos, una ciudad más humana”, señaló Ugarte.

Mayerling Ugarte

Otro de los aspectos que destacó la docente, es la necesidad de mantener los espacios libre de desechos, “no podemos vender a Maracay como la Ciudad Jardín, y cuando llegamos a un parque o una plaza lo que apreciamos son grandes cantidades de basura, desechos sólidos con larga data y peor aún espacios públicos que han sido designados como vertederos improvisados por la incompetencia de muchos funcionarios públicos”, señaló la docente.

GUÍAS EDUCATIVOS

Otras de las observaciones que realizó la docente, es la necesidad de formar personal con perfil educativo, que instruya a los visitantes sobre la historia de nuestra ciudad. “En muchos casos los visitantes llegan a una plaza y nadie les ofrece información sobre su historia, aspectos relevantes o anécdota de su fundación y esto es algo que le brindaría un valor agregado a cada espacio recreativo de nuestra ciudad”, apuntó Ugarte. 

Por último, la educadora le deseó a la ciudad muchos años más para que siga creciendo en ella la esperanza de los maracayeros por una mejor calidad de vida.

ATENCIÓN A LOS SERVICIOS PÚBLICOS

Para una urbe como Maracay, con más de 320 años de fundada, que ha servido de ejemplo para otras ciudades; y por donde la historia de un país corre por sus calles, el deterioro de los servicios públicos es algo que no se debe aceptar.

Este es uno de los reclamos que tienen muchos maracayeros, que han vivido por muchos años en la ciudad y recuerdan tiempos de desarrollo, eficiencia y crecimiento.

Una de estas personas es Emiliano Arteaga, taxista de oficio, y quien diariamente recorre las calles y avenidas de la ciudad, testigo del abandono de la vialidad en toda su extensión territorial.

“El mejor regalo que se le puede hacer a una ciudad como Maracay es atenderla, ponerla como una tacita de plata, esto implica rehabilitar la vialidad, ya que somos testigos de cómo el tiempo ha pasado y las calles se han quedado sin atención, también las avenidas requieren un cariñito”, destacó el trabajador del volante.

Emiliano Arteaga

A juicio de Arteaga, hacerle un regalo a la ciudad, pasa por brindarles servicios públicos de calidad a sus habitantes, como es el tema de la recolección de la basura, ya que este servicio ha perdido su eficiencia y por ello la ciudad se ha convertido en un vertedero en cada esquina.  

“Las calles las han agarrado de vertederos y ahora tenemos personas que viven de la basura, además los animales convierten estos espacios en un desastre que afea la ciudad, por esto le regalaría a Maracay un servicio de recolección de basura eficiente para la tranquilidad de sus habitantes”, apuntó.  

EL MEJOR REGALO CONCIENCIA SOCIAL

Para el señor Arteaga, uno de los regalos que más necesitan los funcionarios de esta ciudad es conciencia social, no es posible que en muchas de las comunidades durante las horas del día todavía los bombillos del alumbrado público estén prendidos.

“Muchas comunidades están a oscuras y en otras el alumbrado está encendido todo el día, por esto necesitamos funcionarios conscientes de la realidad de la ciudad y que se aboquen a tomar las acciones necesarias para estos casos”, aclaró. 

Para culminar, Arteaga pidió a las autoridades que le regalen a los habitantes de esta gran ciudad, seguridad, queremos salir o estar en nuestras casas tranquilos, o en el caso de los trabajadores del volante que son víctimas constantes de hurtos o robos de sus vehículos, necesitamos una mejor seguridad, ese podría ser un buen regalo”, culminó.

MENOS DEMAGOGIA PARA MARACAY

Pedir para nuestra ciudad más limpieza, más atención o más seguridad es sencillo, ya que estas son funciones del alcalde en conjunto con la Gobernación del estado, sin embargo, algo que debemos pedir sinceramente es una verdadera atención a los maracayeros y sus comunidades.

“Necesitamos funcionarios comprometidos con nuestra ciudad, representantes de los poderes públicos que tengan amor por la ciudad y no por un cargo público, por ello, pedimos de regalo que se acabe la demagogia y cada representante se dedique a sus funciones en el marco de la eficiencia”, así lo expresó Jorge Mijares.

Jorge Mijares

Además recalcó la necesidad de que cada funcionario comprenda el rol que tiene y el momento histórico que vive la ciudad.

RECUPERAR LA HISTORIA DE MARACAY

La historia de esta ciudad pasa por delante de nuestros ojos y en muchos casos no la reconocemos por el deterioro que hay en cada obra, escultura o plaza. Los planes de embellecimiento emprendidos por el Gobierno Nacional no han logrado satisfacer a muchos de los maracayeros, entre ellos a Joe Malavé, trabajador informal, que recorre diariamente las calles de esta ciudad.

Para el trabajador, la ciudad ha sufrido del abandono institucional, donde se ha perdido la identidad de la misma, y quienes más están sufriendo esta situación son las nuevas generaciones que no podrán conocer muchas de las obras o espacios icónicos de la capital aragüeña.

Joe Malavé

“Me gustaría regalarle a Maracay la belleza de sus plazas, el verde de la ciudad que se ha perdido con tanto cemento, muchas de las edificaciones que se han hecho no han respetado los jardines o lugares de esparcimiento, esto ha afectado la narrativa histórica de la ciudad”, explicó Malavé.

El trabajador señaló que una de las estructuras tradicionales y cargadas de historia de la ciudad es la maestranza César Girón, donde muchos toreros de fama mundial han realizado sus faenas, pero hoy por hoy el abandono se apoderó de ella y recuperarla es tarea de las autoridades.

La Maestranza pide a gritos su modernización

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“Me gustaría ver nuevamente la plaza de toros con su brillo, que los muchachos puedan apreciarla como un patrimonio cultural de la ciudad, ese sería el mejor regalo que le pueden hacer a esta ciudad”, antes de culminar, Malavé le pidió a Dios mucha prosperidad y vida para los maracayeros y que estos puedan seguir disfrutando de su Ciudad Jardín en Maracay.

MAURICIO BOLÍVAR | elsiglo