El tétrico origen de la frase “salvado por la campana”

Seguramente más de una vez se ha ‘salvado por la campana’. Esta expresión se utiliza generalmente cuando una persona logra hacer algo en el momento justo, casi al límite. Incluso, se puede decir cuando alguien ha logrado escapar de algún peligro en el último instante, como por ejemplo, la muerte.

Existen dos teorías sobre el origen y significado de esta expresión, pero ambas concuerdan en que esta proviene del inglés. Sin embargo, de ahí en adelante se puede considerar que son dos historias totalmente distintas.

Imagine que está pasando por una situación de salud complicada y decide tomar una siesta. En eso, un conocido se acerca a usted y al verlo tan pálido, toma sus signos vitales. De repente no escucha sus latidos, no siente su pulso y no reacciona a los toques que le están dando. Lo más probable es que lo declaren muerto en un par de minutos, así usted siga vivo.

Este extraño estado del cuerpo se denomina ‘catalepsia’ y, según la RAE, está “caracterizado por la pérdida momentánea de la sensibilidad y de la movilidad que ocurre a causa de algún trastorno neurológico o de un estado hipnótico”.

Escapando de la muerte

Los primeros registros que se tienen sobre este tema se remontan al año 1590, cuando Fray Luis de León no pudo ser beatificado, ya que al abrir su ataúd se encontraron con varios rasguños en la tapa. Al aparecer, había sido enterrado vivo.

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Este miedo se puede ver reflejado en la literatura de la época, como ‘El entierro prematuro’, de Edgar Alan Poe, el cual habla de cómo el personaje principal sufre de catalepsia, lo cual lo lleva a tener pérdidas de conciencia recurrentes.

Como no se podía asegurar de que el fraile no hubiera renunciado a Dios en ese momento de desesperación, no se le pudo declarar santo.

Este miedo a ser enterrado vivo se volvió un tema muy popular en los siglos XVIII y XIX, razón por la cual se crearon ‘ataúdes de seguridad’. Estos tenían una campana cerca que les permitía emitir algún sonido en caso de que despertaran.

De hecho, al principio algunos también tenían una tapa de vidrio, la cual si se llegaba a empañar, indicaba que la persona estaba viva.

Salvado por la campana

Sin embargo, el tema renació en 1937 con el inventor francés Angelo Hays, quien a sus 19 años fue enterrado vivo. El joven había tenido un accidente de tránsito y los rescatistas, al no encontrarle pulso, creyeron que había muerto. Aún así, lo que realmente había pasado era que estaba en un estado de coma.

Fue enterrado por dos días, hasta que la compañía de seguros abrió el ataúd para comprobar la identidad del cuerpo y allí descubrieron que seguía con vida. El hombre se ‘salvó por los pelos’.

Dicen que si la vida le da limones, debe hacer limonada. Y eso fue lo que hizo Hays, quien aprovechó la oportunidad y creó un nuevo ataúd de seguridad, el cual incluiría esta vez una pequeña radio.

elsiglo con información de ElTiempo