Para muchos venezolanos comprar el queso es una obligación; es un alimento o un acompañante que no puede faltar en la nevera. En la mañana la tradicional arepa no puede dejar de estar acompañada de este lácteo, que últimamente se ha convertido en un lujo por el precio que ostenta.
Para José Rachadell, el aumento del dólar significó un incremento de más de 12 bolívares, convirtiéndose en un duro golpe al bolsillo de los aragüeños y especialmente de los mariobricenses, que son quienes más visitan el negocio donde trabaja.
Explicó el vendedor que antes de que comenzara esta locura con el dólar, podían vender el kilo en 17 bolívares, “muchos de nuestros clientes venía y sólo con probarlo se llevaban un kilo completo, o mandaban a pesar un pedazo completo como tradicionalmente se hacía; hoy la situación es diferente, muchos vienen y piden medio kilo, ya que el producto se consigue hasta en 29,99 bolívares”, destacó.
Explicó el trabajador que los primeros días la gente quedaba sorprendida cuando veían el precio en el aviso, “muchos salían espantados a buscar mejores precios, sin embargo, regresaban a buscarlo por la tradición y el precio que tenemos”, señaló el vendedor.
La falta de control en cuanto a la fijación de precios es uno de los aspectos que está afectando a los clientes, ya que si bien es cierto hay mucha oferta de alimentos, también hay distintos precios, “no hay una uniformidad de precios y eso es lo que está desangrando a los clientes, por eso es que se debe impulsar una metodología de fijación de precios, no un control como ya se había hecho, pero se necesita que un mismo producto o alimento se consiga al mismo precio”, explicó Rachadell.
REQUESÓN UNA OPCIÓN
De los 29 bolívares que cuesta el queso llanero, muchos clientes han optado por buscar una opción que les permita por un mejor precio, poner en la mesa el acompañante para el desayuno; esta opción es el requesón, un queso menos salado y mucho más accesible.
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Explicó el vendedor que este queso ronda los 18 bolívares por kilogramo, habitualmente sus compradores son personas que no pueden comer alto en sal, pero hoy en día, la clientela ha crecido gracias a la opción que presenta para la economía familiar.
MAURICIO BOLÍVAR | elsiglo
