Una de las zonas residenciales de mayor tradición de la ciudad es el sector conocido como El Hipódromo, rodeado por zonas populares y otras de la extinta clase media, los residentes han comenzado a sentir los embates de la falla en los servicios públicos, el deterioro de su infraestructura y el tiempo que no perdona.
Un rápido recorrido por sus dos vías principales deja constancia del creciente deterioro, por la perimetral que colinda con el barrio San Miguel, la basura hace de las suyas, bolsas y más bolsas reflejan la ausencia de continuidad en la recolección de la misma.
La principal del sector muestra una cara mucho más preocupante, el asfalto vencido y los continuos botes de agua condenan a los vecinos a vivir entre charcos de aguas negras.
HASTA UN MES PARA RECOGER LA BASURA
La gran cantidad de bolsas negras apiladas en cada esquina, portones y caminerías denotan la falta de calidad en el servicio de recolección, mientras unos vecinos se conforman por apilarlas en la entrada de las casas, otros buscan opciones como pagarle a terceros para que la trasladen a otros lugares.
“Muchos vecinos ante esta problemática sólo se han limitado a arrumar las bolsas en las caminerías causándole problemas al resto de la comunidad, esto es algo preocupante, la otra situación es que los indigentes abren las bolsas buscando comidas o trozos de chatarras y después los desechos se esparcen por toda la calle”, explicó José Coronel, vecino del sector.
Explicó el residente, que en muchos casos el servicio de aseo tarda hasta un mes para pasar, pero en otras ocasiones se siente sorprendido, ya que cuando están ocupados o distraídos el camión pasa y no les da chance de sacar la basura.
“No hay un horario establecido, ni continuidad, lo que nos queda es tener las bolsas preparadas para que cuando ellos pasen se las lleven”, señaló.
Muchos son los problemas, aunque los vecinos prefieren callarse y pretender que todo está bien en esta comunidad que por muchos años fue ejemplo de orden y limpieza.
“Necesitamos una jornada de poda en el sector, ya que los árboles crecen sin parar y las ramas se mezclan con las líneas, ahora tenemos un problema con las líneas eléctricas y es que cada vez que hace una brisa las guayas se juntan y comienzan a echar chispas, esto tiene asustado a más de un vecino”, explicó Coronel.
Los vecinos explicaron que en múltiples oportunidades han denunciado esta situación y las instituciones van al sitio, evalúan y se marchan sin alguna respuesta favorable.
“La última vez que se reventaron las líneas estuvimos sin luz varios días, porque nos decían que el cableado era especial y no lo había en el estado, para evitar esta situación le hacemos un llamado a Corpoelec y a la Alcaldía de Girardot a que realicen la jornada de poda que estamos solicitando”, expuso el vecino.
COMO CAMELLOS EN CIUDAD
El agua, recurso natural que hay que cuidar, se ha convertido en una de las necesidades de todas las comunidades, en El Hipódromo no es la excepción.
“Llega los días lunes hasta los martes y al quitarla el que no pudo agarrar debe esperar hasta el próximo lunes”, explicó Jaime Layton, vecino del sector.
Destacó el residente que en la mayoría de las casas tienen bombas para poder jalar el agua, el que no tiene sólo le llega un chorrito, y quien no tiene tanque o varios pipotes se las ve fea.
“El agua es una de las prioridades y por ello le pedimos a las autoridades que mejoren la distribución de la misma para que las familias sientan un respiro, ya que muchos trabajan o deben salir y durante este tiempo no pueden recoger el vital líquido”, explicó Layton.
VIALIDAD CAÓTICA
La calle principal de El Hipódromo parece una zona de guerra, exactamente frente al Centro de Diagnóstico Integral, la capa asfáltica, más los botes de agua han convertido el tramo en una piscina.
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Vecinos desde el anonimato les hicieron un llamado a las autoridades a que se tome en cuenta esta vía para su rehabilitación, ya que de seguir así en pocos días los vehículos no podrán transitar y las viviendas que están en la zona se verán afectadas por las aguas negras que se desbordan en el sector.
MAURICIO BOLÍVAR | elsiglo
