Se electrocutó septuagenario cuando tumbaba unos mangos

Un ciudadano, de 72 años de edad, falleció este martes en horas de la tarde a consecuencia de un corrientazo en el momento cuando tumbaba mangos en su residencia situada en la calle La Hamaquita, número 8 del sector El Viñedo I, en San Vicente, parroquia Los Tacarigua, en la ciudad de Maracay del municipio Girardot.

El cadáver fue enviado a la Morgue de Caña de Azúcar

Las autoridades policiales identificaron al hombre como José de los Santos Nieves, de oficio obrero y padre de familia.
De acuerdo con el relato, el hombre luego de almorzar, se dirigió a la parte posterior de su residencia, con la intención de descansar y de pronto le provocó comerse unos mangos. Sería como la 1:40 minutos de la tarde.
Aunque le lanzó varias piedras a los frutos, no pudo tumbar uno de ellos y entonces se apoderó de un objeto metálico de varios metros de largo.

El árbol frutal está situado cerca de un tendido eléctrico, y el señor sin tomar las precauciones del caso, se apoderó del tubo y se dispuso a bajar una fruta.

Cuando levantó la varilla para tumbar el mango, la misma, con el peso, se le fue hacia atrás y rozó con las guayas de alta tensión, generándose luego una descarga eléctrica que lo lanzó contra el suelo.

Familiares, en el momento que observaron el lamentable hecho, corrieron rápidamente al sitio con la intención de socorrer al anciano e inmediatamente lo trasladaron a un centro asistencial de la parroquia, en donde llegó sin signos vitales.

José de los Santos falleció casi de manera inmediata. El caso fue reportado de inmediato por los vecinos a las autoridades del Cicpc, adscritas a la Delegación Municipal Caña de Azúcar, y el cadáver fue trasladado a la Morgue para la autopsia de ley.

Ya el cuerpo fue entregado a los familiares para su cristiana sepultura. La comunidad de El Viñedo, en San Vicente, amaneció este miércoles consternada por la tragedia ocurrida a su vecino, a quien calificaron de una persona de excelente conducta y muy servicial.

LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo