Odesa planta cara a la guerra en Ucrania con humor

La ciudad de Odesa, conocida como la capital del humor de Ucrania, planta cara a la guerra echando mano del ingenio porque el humor, explica a Efe el cómico Jacob Gopp, “siempre ha sido, es y será un arma muy poderosa contra la propaganda”.

Odesa humor y guerra
FOTO: CORTESÍA

Cada año, Odesa celebra el 1 de abril un conocido festival, el Humorina, con un gran desfile de disfraces, actuaciones de músicos y cómicos en sus plazas, con un repertorio de espectáculos que llenan de vida sus calles y teatros.

Durante la invasión rusa, el evento ha sobrevivido en un formato muy reducido bajo los auspicios del ayuntamiento, que quería mantener vivos los ánimos. Lo anunció hace una semana su alcalde, Gennadii Trukhanov: “Con una guerra en nuestro país, el humor es un arma que podemos usar”.

Con el nombre este año de Humorina-Jabalina, se celebró una “performance” en la estación de tren -donde cada día se siguen yendo refugiados- dando la bienvenida y despidiendo acto seguido a un ruso de vuelta a su país, así como un maratón en internet para recaudar fondos para las tropas.

UNA MANERA DIFERENTE DE HABLAR

Y es que los odesitas tienen fama de mantener alto el buen humor y su manera de hablar, explica Gopp, hace mucha gracia a los rusoparlantes. “Decimos algo y a la gente de habla rusa les parece divertido”, fruto de la mezcla de lenguas y culturas que han pasado por esta ciudad de un millón de habitantes del sur de Ucrania, ubicada a 150 kilómetros del frente.

Judíos (antes de 1917 eran el 30 % de su población), griegos, moldavos, georgianos… han ido perfilando una manera de comunicarse propia y unas expresiones singulares que diferencian a los odesitas del resto de ucranianos.

Desde el comienzo de la guerra, Odesa no ha sufrido ataques importantes y su centro, de alto valor histórico y monumental por sus emblemáticos edificios clásicos y modernistas, está intacto. Eso ha llevado a algunos comerciantes a volver a abrir sus negocios, como restaurantes e incluso alguna tienda de ropa.

ODESA HUMOR Y GUERRA

En sus calles, se ven algunas pintadas y pequeños carteles alusivos a la guerra que recurren al humor. Como uno en el que a Putin se le llama Putler y muchos con la ya famosa contestación a los rusos de los soldados ucranianos que guardaban la Isla de las Serpientes en el Mar Negro: “Buque ruso: ¡que os den!”

“Esta frase en dos o tres días se volvió viral y es un ejemplo de cómo el humor nos puede ayudar”, dice Gopp, para quien “el humor se puede usar en cualquier situación mala, aunque parezca muy mala”. “Si el sentido del humor es parte de tu naturaleza, nunca lo pierdes, ni siquiera en la guerra”.

Gopp sigue en Odesa porque confía en que las tropas rusas no lleguen. La ciudad, dice, “está protegida por Dios y por las tropas ucranianas” y tampoco fue bombardeada durante el duro asedio nazi.

El humor, destaca, es una potente arma contra la propaganda y prueba de ello menciona la película de Charles Chaplin “El gran dictador”, que le convirtió en enemigo número uno de los nazis.

TEATROS CERRADOS

Aunque los odesitas mantengan su sentido del humor en las peores circunstancias, los dedicados al mundo del espectáculo están completamente parados.

Cerrada está la taquilla de la Casa de los Payasos, un antiguo cine convertido en teatro y mantenido por un grupo de comediantes, donde ahora solo queda la persona encargada de su mantenimiento, que abre sus puertas a Efe.

Dentro del teatro, con techo de la época soviética, el cartel del último espectáculo que se celebró, el 20 de febrero, y otro con los que deberían estar en activo estos días. El operario lamenta la parálisis y espera ver de vuelta a los improvisados visitantes cuando la guerra haya pasado.

Una desesperanza que también siente Gopp, quien recurre a un chiste para intentar explicarla: “Vale, podemos ver la luz al final del túnel, pero el maldito túnel no acaba nunca“.

FUENTE: EFE