Del sueño a la idea

Pareciera que el concepto “emprendimiento” comenzó a sonar recientemente; la popularidad que ha ganado en el último quinquenio lo hace pensar, pero en razón a la evolución del mundo, a la misma experiencia desde la ontología de lo humano –en la necesidad que sintió el hombre para relacionarse– deja constancia que es una actividad tan antigua próxima a los propios desafíos de los hombres como sujetos para establecer los tejidos sociales.

La utopía, la familia, la idea, la creatividad, la innovación, el reto, los resultados, la necesidad, la formación, los recursos, el fracaso, la motivación, el echarle pichón, las leyes, el temor, la esperanza, el servicio, la tecnología, la era digital, los retos y tantos otros términos van ligados de una u otra forma con el emprendimiento y los emprendedores; en fin, todos mezclados con un propósito, el éxito (emprender ya es un punto a favor).

Desde la mirada emprendedora, el más sencillo proyecto hasta la más pequeña y mediana empresa establecida, pasan por diferentes circunstancias, entre positivos y no tan positivas, pero quienes las impulsan, esas personas que llevan a cabo sus planes, sin importar el desenlace en el tiempo, son “calificadas de primera clase” en comparación a quienes “no se han atrevido a arriesgarse”.

Aprender a emprender, por allí comienza todo; ninguno nace instruido. Los que desean salir adelante con una iniciativa deben formarse, es una regla entre varios criterios formales e empíricos como condición sine qua non para obtener los resultados esperados. Serán muchas las piedras en el camino que sortear, pero quienes ya arrancaron, sus reflexiones se enfocan en: “no desmayar”, a “levantarse después de una caída” o sencillamente “haz tus sueños realidad”.

De la mano con la motivación, el apoyo familiar, el pundonor y la fe, también es necesario que los emprendedores para su desarrollo en lo personal y en su oficio (que luego se transforma en su plan de vida), es necesario ser empático, responsable, tener compromiso, respetuoso y comunicador.

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Hoy ofreceremos juicios, orientaciones y experiencias… ¡hoy iremos de ese sueño a la idea!

HÉCTOR BRICEÑO | elsiglo