Matcha latte, Una alternativa cuando no tomamos café

El famoso matcha latte, una de las mejores alternativas que existen cuando no somos de tomar café, uno de nuestros favoritos y que te que te podemos recomendar (aunque cada paladar es distinto)

matcha latte
Foto Referencial

El té de matcha es un té verde en polvo que se ha hecho muy famoso gracias a los múltiples beneficios que aporta a nuestra salud, entre los que destacan su alto poder antioxidante, además no solo se puede tomar en infusión sino que también se utiliza para preparar muchas recetas

En cuanto a la leche para preparar té de matcha latte, puedes utilizar la que más te guste, como por ejemplo leche entera, leche semidesnatada, leche desnatada o incluso leche de almendras, también si gustas, puedes agregar un poco de azúcar para así aportar un poco de dulzor, aunque la verdad es que no le hace falta nada, pero ya es cuestión de gustos.

Ingredientes

  • 1 g. de té de matcha (½ cucharadita)
  •  60 ml. de agua caliente (no hirviendo)
  •  190 ml. de leche caliente

Cómo hacer Té de matcha latte

Comenzamos la preparación de nuestro té de matcha latte, para ello, en un bol de cerámica, agregamos el té de matcha (lo podemos tamizar como se muestra en el video para así evitar grumos), incorporamos los 60 ml. de agua caliente (no hirviendo) y con la ayuda de un batidor, comenzamos a diluir el té batiendo durante unos 30 o 40 segundos o hasta ver que se forme una capa ligera de espuma por encima.

Colocamos la mezcla en una taza y luego le agregamos la leche caliente (puedes batir la leche para que te quede espumoso) y ya tenemos listo nuestro rico 

Consejos para preparar Té de matcha latte

Es muy importante que al momento de agregar el agua , esta no debe estar hirviendo, ya que quemaría el té.

Debemos diluir muy bien el té  junto el agua para así evitar que queden grumos.

Si quieres preparar té de matcha tradicional, sustituye los 190 ml. de leche por agua y luego el proceso es el mismo, primero diluimos el té  con los 60 ml. de agua y luego agregamos el agua restante.

El Siglo