una sopa, con su nutritivo caldo, sienta de maravilla, y más si sufrimos algún malestar típico como alguna gripe o resfriado, Esta receta de sopa de pollo se sale de la típica casera para nutrirnos con el sabor y las propiedades de ingredientes tan aromáticos como el jengibre o la cúrcuma, con poder antiinflamatorios
Propiedades y beneficios aparte, lo cierto es que es una sopa sabrosísima que no resulta muy pesada, pero sí es bien saciante. Prescindimos de hidratos de carbono básicos como el arroz o la pasta para sumar más proteínas combinando el pollo y los garbanzos, para que sea aún más digestiva.
Ingredientes para 4 personas
- Pechuga de pollo (aproximadamente)550 g
- Diente de ajo2
- Jengibre fresco20 g
- Cúrcuma molida (1 cucharadita, aproximadamente)2.5 g
- Caldo de pollo1 l
- Pimiento rojo pequeño1
- Cebolla de primavera o de verdeo (tallos)3
- Zanahoria1
- Garbanzos cocidos en conserva o caseros400 g
- Perejil fresco o cilantro
- Aceite
- Pimienta negra molida
- Sal
Preparación
Pelar y picar muy finos o rallar el jengibre y los ajos. Calentar un par de cucharadas de aceite en una olla o cazuela amplia, a fuego suave, y cocinar estos ingredientes junto con la cúrcuma, sin dejar que se tuesten. Añadir el caldo y dejar que se infusione unos pocos minutos.
Secar las pechugas con papel de cocina, limpiar de posibles restos de grasa o hueso y cortar por la mitad longitudinal para que no sean tan grandes. Añadir a la olla, llevar a ebullición, tapar y cocer bajando el fuego unos 15-20 minutos, hasta que el pollo esté cocinado por dentro.
Aprovechar para lavar y picar en cubitos pequeños el pimiento y la zanahoria, previamente pelada, y en rodajas finas la cebolla de verdero (o cebolleta tierna muy fina, los tallos). Sacar el pollo con cuidado y desmenuzar con dos tenedores en piezas de un bocado, o picar a cuchillo.
Devolver el pollo troceado a la olla junto con las verduras, remover e incorporar también los garbanzos escurridos y enjuagados. Tapar y cocinar unos 10-15 minutos más, o hasta que las verduras estén al punto deseado. Probar y ajustar de sal y pimienta, si es necesario. Se puede reducir el caldo cociendo unos minutos destapado, o añadir algo más de líquido o agua si la preferimos más caldosa.