Los “victorinos”, Emilio de Justo y Bolívar hacen historia en Cali

Los toros de la ganadería de Victorino Martín se convirtieron en los grandes triunfadores de la última corrida de la Feria de Cali mientras que los alternantes que los lidiaron, el colombiano Luis Bolívar y el español Emilio de Justo, se colmaron de trofeos en una tarde inolvidable.

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FOTO : REFERENCIAL

El balance de la corrida dio para el ganadero tres toros de vuelta al ruedo, mientras que De Justo cortó cinco orejas y rabo, y Bolívar, cuatro orejas.

FICHA DE LA CORRIDA

Feria de Cali, cuarta y última corrida de abono. Toros de Victorino Martín, de excelente presentación, bravos y encastados. Vuelta al ruedo para primero, tercero y cuarto.

Luis Bolívar, sangre de toro y oro. Dos orejas tras entera; dos orejas, después de espadazo. Palmas tras pinchazo y estocada.

Emilio de Justo, verde botella y oreja. Dos orejas tras pinchazo y entera. Dos orejas y rabo, luego de espadazo. Entera y oreja.

SALIDA POR LA PUERTA GRANDE

Los “victorinos”, de Justo y Bolívar se van por la puerta grande en Cali.

El cierre de la Feria de Cali supo pasar a la historia después de una tarde colmada de bravura, arte y emociones a cargo de un bravo encierro de Victorino Martín y las finas y templadas manos de los alternantes: el colombiano Luis Bolívar y el español Emilio de Justo.

El torero español fue declarado triunfador del ciclo y ganador del Trofeo Señor de Los Cristales por su labor en el festejo de este jueves.

A su vez, Victorino Martín ganó la categoría mejor encierro y mejor toro: “Hebijón”, número 34.

El orden de los factores, que no alteró el extraordinario producto final, tuvo como primer protagonista al hierro español. Los cuatro primeros toros que saltaron al ruedo de la plaza de toros de Cañaveralejo exhibieron todas las condiciones y aptitudes que han hecho legendaria a esa dehesa que llegó en esta oportunidad a Cali, y a Colombia, por primera vez en su historia.

Con ellos como materia prima, los dos espadas se hicieron pronto al derecho a la puerta grande en sus primeros turnos. Bolívar con una faena templada y de poder a la que el astado a su cargo se entregó en cada embestida. Dos orejas.

Igual sucedió con el toro con el que se abrió de capa De Justo, quien, con torería y firmeza confirmó su gran momento. Dos orejas.

La respuesta de Bolívar no se hizo esperar. Otro bravo se convirtió en su mejor aliado para poner a hervir la plaza, que presentó más de media entrada. Dos nuevos apéndices.

Vino entonces el que sería a la larga el momento más emotivo del festejo: un cuarto ejemplar colmado de virtudes que humilló mucho, como todo el encierro, y no cesó jamás en su acometida tras el trapo rojo del torero español.

Ante la imposibilidad de buscar el indulto por ser los toros importados, según disposición sanitaria local, De Justo debió entrar a matar casi que contra su voluntad.

Un espadazo trajo dos trofeos más a sus alforjas, más otro premio, la concesión del rabo.

Los dos toros restantes no alcanzaron la dimensión de sus hermanos, aunque De Justo cortó una oreja más en el de cierre. Igual, la fiesta ya estaba decretada por todo lo sucedido en los dos primeros tercios de una corrida que se ganó el derecho a entrar en lo más granado de los anales del importante ruedo colombiano.

EFE