La ciencia de Solar Orbiter antes de empezar su misión científica

La sonda Solar Orbiter acaba de entrar en su fase científica principal, pero durante su etapa de crucero ya ha generado una buena cantidad de conocimiento, desde el descubrimiento de unas minierupciones solares a la observación de una eyección de masa coronal sigilosa.

La misión de la Agencia Espacial Europea (ESA), con colaboración de la Nasa y lanzada en febrero de 2020, realizó el pasado noviembre un sobrevuelo de la Tierra, durante el que atravesó con éxito dos regiones orbitales pobladas de desechos espaciales, antes de iniciar su segundo acercamiento al Sol.

La nave estaba en fase de crucero y tras ese sobrevuelo ha empezado su misión científica principal, pero en estos meses ya se han podido usar su datos para publicar más de cincuenta estudios científicos, que componen un número especial de “Astronomy and Astrophysic”.

“Los resultados publicados hoy demuestran la variedad de la ciencia solar que la misión está haciendo posible y señalan la riqueza de los datos que están llegando a la Tierra”, indicó Yannis Zouganelis, científico adjunto del proyecto Solar Orbiter.

Los datos científicos proporcionado por Solar Orbiter en su primer acercamiento a nuestra estrella permitieron observar una serie de llamaradas solares en miniatura, nunca vistas hasta entonces, que se dieron en llamar hogueras.

Ese fenómeno podría desempeñar un papel clave para explicar la temperatura de millones de grados de la atmósfera exterior del Sol, la corona, que ha desafiado la explicación durante muchas décadas, recuerda la ESA.

La sonda ha sido en estos meses también testigo de un evento de partículas energéticas generalizado y de una eyección de masa coronal (EMC) sigilosa, es decir, una gran erupciones de plasma solar y campo magnético pero que, en contra de lo habitual, no parece estar asociada a ninguna llamarada.

La fuerza de su campo magnético, medida por el Solar Orbiter, era particularmente grande, alrededor del doble de la de una EMC normal, pero en la superficie visible del Sol no había manchas solares ni ninguna otra región activa. El estudio de este tipo de eventos puede ayudar a comprender mejor la meteorología espacial.

Analizando los datos, los científicos encontraron una región oscura en las imágenes que indicaba una cavidad de baja densidad en la corona solar, que se alejaba muy lentamente del Sol.

“No podría estar más satisfecho con la misión. Estos resultados muestran tanto la gran cantidad de ciencia que ya se ha realizado como la que aún queda por hacer”, afirmó Daniel Müller, científico del proyecto Solar Orbiter de la ESA.

Esta previsto que Solar Orbiter realice su segundo paso cercano al Sol en marzo de 2022 y, aunque no será la misión que más se acerque, pues Parker Solar Probe de la Nasa llegará a algo más de seis millones de kilómetros, la gran diferencia es que la sonda europea dispone de varias cámaras para mirar directamente a nuestra estrella.

EFE