Un pingüino de la Antártida nada más de 3,000 kilómetros hasta Nueva Zelanda

Deshidratado y exhausto, el joven pingüino apareció a 3,600 kilómetros de su hogar y la crisis climática podría ser la responsable.

El pingüino Adelia es una de las dos especies que habitan en la Antártida. Con 4 kilos de peso y hasta 75 centímetros de alto, se trata de aves no voladoras y pequeñas comparadas con sus vecinos, los pingüinos emperadores. Se distinguen fácilmente por un círculo blanco que rodea a sus ojos y una cola con mayor plumaje que el resto de las especies de pingüinos.

La colonia más grande de esta especie se ubica en la Isla de Ross, un punto remoto de la Antártida donde habitan más de medio millón de pingüinos de Adelia. Sin embargo, a mediados de noviembre, un ejemplar de esta especie emprendió un largo viaje hasta la costa de Nueva Zelanda, ubicada a más de 3,700 kilómetros en línea recta.

El ejemplar fue visto por una pareja mientras caminaban por la playa de Birdlings Flat, al este de Nueva Zelanda. Aunque al principio creyeron que se trataba de un juguete, después de una hora decidieron llamar a las autoridades al notar que el pingüino parecía confundido y exhausto.

Personal del Hospital de Vida Silvestre de Kaikoura arribó al lugar y tras examinar al pingüino, reveló que se trata de un ejemplar joven (entre uno y dos años de edad) que se encontraba deshidratado y ligeramente por debajo de su peso tras el largo viaje.

A pesar de que usualmente habitan aguas poco profundas, los pingüinos Adelia poseen habilidades sobresalientes para desplazarse bajo el agua: a máxima velocidad, un Adelia puede alcanzar más de 70 kilómetros por hora y sumergirse hasta 175 metros de profundidad durante poco más de tres minutos.

El pingüino fue llamado «pingu» por los habitantes de la zona. Aunque se desconoce la causa que llevó al pingüino a alejarse miles de kilómetros de casa, los veterinarios creen que pudo haberse perdido en busca de comida:

Conforme aumenta la temperatura del agua debido a la crisis climática, los peces que sirven de alimento para los pingüinos se desplazan lejos de la Antártida en busca de corrientes más frías. Esto provoca una escasez de comida para los Adelia, que cada vez deben nadar más lejos para alimentarse.

Tras cuidar del pingüino y una vez que esté listo para emprender su viaje de vuelta, el ejemplar será liberado en la Península de Banks, un sitio que los biólogos consideran seguro para que vuelva a casa.

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