Esta es la historia del anillo de compromiso

¿Alguna vez te has preguntado qué historia hay detrás del anillo de compromiso? Es una historia que viene de muy atrás y hoy en COOLthelifestyle te lo contamos.

El anillo de compromiso

A día de hoy, en el momento en el que una pareja decide casarse, el anillo de pedida simboliza el compromiso de que, en un futuro, si la respuesta es sí, se unirán en matrimonio. En otras palabras, es una promesa venidera.

Aunque parece que fue hace mucho, hace tan solo unas décadas la costumbre era ‘pedir la mano’ de la hija a su padre. En nuestro país, este acto una vez que el padre estaba de acuerdo, finalizaba con la entrega de una pulsera a la novia, a la que se llamaba ‘pulsera de pedida’. Esta tradición se ha perdido a lo largo de los años, hay parejas que se casan, se van a vivir juntas y tienen hijos y otras que ya viven juntas sin casarse.

La costumbre del anillo de compromiso es básicamente occidental. A pesar de todo, hay muchos países no occidentales, como China o Corea del Sur, que también han tomado esta práctica como forma de pedir matrimonio.

Su historia

Hay muchos estudios de probables costumbres que aseguran que en la prehistoria los hombres ponían lazos o cintas de hierbas a sus mujeres en las muñecas, cintura o incluso en los pies. Esta técnica tenía como objetivo controlar sus espíritus.

De lo que sí tenemos constancia es de que fue en el Antiguo Egipto donde se utilizó primero la costumbre de llevar anillos para celebrar el ritual del matrimonio. Estos se llevaban en el dedo anular de la mano izquierda, donde se creía firmemente que había una arteria con contacto directo con el corazón.

También era una prueba de amor. Con los anillos, los egipcios creían que el amor estaría atado para siempre y que nunca se les escaparía. Para elaborar el anillo de pedida se utilizaban diferentes materiales desde marfil de hueso, pasando por fibras vegetales, hasta cuero. Las familias adineradas decoraban sus alianzas con jeroglíficos o escarabajos, como muestra de poder económico y familiar.

Llegamos a Roma, donde las costumbres de sus habitantes se veían influenciadas por algunas de sus colonias y Egipto era una de las más influyentes. Fue en Roma donde se le dio el nombre de vena amoris a la arteria que hemos mencionado antes, en español: vena del amor.

La costumbre era entregar dos anillos, una al padre de la novia y otro a la novia, este último en forma de llave que abría los candados de la casa de su futuro marido (una máxima muestra de confianza). Estos eran fabricados en oro, plata o hierro, ya que eran materiales que simbolizaban la permanencia y la fuerza del matrimonio. Los anillos de oro eran exclusivos para los ciudadanos libres, los de plata para los esclavos que habían sido liberados y el hierro para los que no.

Continuamos en la historia hasta llegar a los cristianos primitivos, concretamente en el siglo III. En esta época los anillos se intercambiaban entre las parejas,. Esta costumbre no fue aceptada por la Iglesia hasta el siglo XIII ya que se la consideraba una tradición pagana.

Los judíos, en el siglo VIII, introdujeron el gesto de entregar anillos en las nupcias, la diferencia hasta día de hoy, era que estos anillos no eran personales, sino que pertenecían a la sinagoga, además, no podían ser llevados en los dedos dado su gran tamaño.

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