El viche, un licor para dignificar el saber ancestral de los afrocolombianos

En el caserío colombiano de Triana, donde casi todos los días cae una lluvia gruesa sobre las casas de techos de zinc, las comunidades negras se resisten a la estigmatización del viche, un licor que desde hace siglos extraen de la caña de azúcar.

El viche, un licor para dignificar el saber ancestral de los afrocolombianos
Foto: Referencial

El viche y sus derivados, dicen quienes los producen y consumen, sirven para el asma, la fertilidad, la virilidad, para calentar el cuerpo, mejorar la actividad cerebral, tratar el colesterol y las mordeduras de serpientes, para aliviar los dolores menstruales e incluso para atraer al amor o evitar que se vaya.

Es un “oro líquido” para las comunidades afrocolombianas de los departamentos del Valle del Cauca, Chocó, Nariño y Cauca, en el litoral Pacífico, que lograron que el Congreso de la República protegiera y reconociera su bebida artesanal, y el conocimiento que se ha transmitido sobre ella de boca en boca y de pueblo a pueblo, como patrimonio colectivo.

CAÑA DE AZÚCAR PARA RESISTIR

Cuando los negros esclavizados del Pacífico colombiano empezaron a ser libres encontraron en la agricultura una forma de subsistir y en la caña de azúcar sin madurar la base de un licor para amenizar sus fiestas y rituales, pero también le atribuyeron propiedades medicinales para curar cualquier enfermedad.

Como todo lo que no era aprobado por los gobernantes de la época, entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, el viche fue perseguido.

Hoy, todavía olvidadas por el Estado, apartadas en vastas zonas verdes a las que es difícil llegar, las comunidades negras del Pacífico se aferran al viche como una forma de vida, por cuya defensa muchos encontraron la muerte.

“Lo que queremos es que el país conozca la riqueza natural de las comunidades negras del litoral pacífico a través del viche; su práctica ancestral y como medicina ancestral”; explicó la ministra de Cultura, Angélica Mayolo, durante un recorrido por Triana, un caserío de Buenaventura, que pertenece al Valle del Cauca.

PRODUCCIÓN ARTESANALPRODUCCIÓN ARTESANAL

La elaboración de la bebida comienza con la plantación orgánica de la caña de azúcar de textura suave, que es cultivada por tres o cuatro meses y cortada al final de ese periodo, antes de su maduración, y molida en un trapiche artesanal hecho con palma de chonta. El jugo que se extrae de ella es fermentado durante una semana.

Del viche, ya destilado, se obtienen tres productos: la esencia o flor, con un 70 % de alcohol; el segundo, más ligero, de entre el 48 y el 52 % de alcohol; y de la tercera fase resulta otro licor que tiene del 38 al 42 % de alcohol.

También es la base de otras bebidas autóctonas de las comunidades negras como la “tomaseca”, utilizada para aliviar cólicos menstruales; el “curado” o “curao”, con más de una propiedad medicinal; el “arrechón”, para el deseo sexual; el “tumbacatre”, una bebida afrodisíaca, y la crema del viche.

CULTURA Y PATRIMONIO

“El viche es cultura, el viche es patrimonio, el viche es vida para nuestras comunidades”, dijo a Efe Gilberto Montaño, un productor de Guapi, en el Cauca, al destacar que la Ley del Viche aprobada por el Congreso es “un avance gigante” para su comunidad “invisibilizada” que ahora será reconocida por su “conocimiento ancestral o cultural”.

Montaño celebró que hoy en el Pacífico puedan elaborar el licor sin “necesidad de esconderse”; porque si alguien visita su territorio sabrá que el viche es trabajado técnicamente; y con todas las condiciones higiénicas y sanitarias.

“Siempre hemos sido perseguidos porque (al viche) lo han tratado como de forma ilegal; con este reconocimiento podemos decir que estamos empoderados a nivel nacional e internacional”, aseguró.

El Ministerio de Cultura trabaja en un “plan de salvaguarda” para acompañar a las comunidades en todo el proceso de elaboración del viche; desde el cultivo de la caña de azúcar hasta la comercialización de la bebida y el registro sanitario.

La ley para protegerlo también busca que el viche obtenga en el país y en el exterior el reconocimiento que ha tenido; por ejemplo, el mezcal mexicano, para lo que es necesario fortalecer la infraestructura de producción e inyectar más inversión, subrayó la ministra Mayolo.

“Para mí (la Ley del Viche) significa mucho. El caso es que salgan los proyectos y tengan a los líderes de acá en cuenta”, señaló por su parte Yolanda Asprilla, una “vichera”; que ha destilado esta bebida por casi 70 años.

EFE