La lava sepultará infraestructuras y creará una lluvia ácida al caer al mar

Los ríos de lava que recorren la vertiente oeste de la isla de La Palma en dirección a la costa sepultarán comunicaciones terrestres, eléctricas y telefónicas y crearán una lluvia ácida cuando, en las próximas horas, lleguen al mar.

Así lo ha explicado a Efe el catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria José Mangas, quien ha detallado que las coladas de esta erupción de tipo estromboliano, caracterizada por pequeñas explosiones de materiales en estado pastoso, que suceden en pocos minutos u horas, acompañadas por derrames de coladas de lava, arrastran varios metros cúbicos de lava por segundo.

El efecto de este fenómeno es la creación de diversas lenguas de lava de varios metros de ancho que van sepultando a su paso carreteras, viaductos, tendidos eléctricos y telefónicos y fundiendo las tuberías de pvc de las conducciones de agua potable, ya que la lava avanza a unos 1.100 grados de temperatura.

«Es como una apisonadora, para volver a habilitar las carreteras se necesitarán explosiones, no se podrá con excavadoras», ha referido.

El geólogo de la ULPGC, que en esta crisis volcánica colabora para facilitar a la población la comprensión del fenómeno al que está asistiendo, también ha aludido a la destrucción de viviendas, plantaciones, hoteles, casas rurales e instalaciones agrícolas que causará este volcán, un espectáculo de la naturaleza que también ocasionará «pérdidas importantes» para la isla de La Palma.

«Estamos empezando, puede durar varios días o semanas. La última erupción, del Teneguía en 1971 en la misma isla -en la que murieron dos personas-, se prolongó durante 24 días», ha recordado.

Cuando los ríos de lava que recorren desde este domingo nuevamente la isla de La Palma lleguen al mar, lo que se prevé que ocurra en las próximas horas en forma de una enorme cascada que caerá por un acantilado de unos cien metros de altitud, entre otras posibilidades, se producirá un choque térmico muy notable, a tenor de los 1.100 grados que puede tener el material volcánico que entre en contacto con un agua que está a 23 grados.

Ello generará unas enormes nubes de vapor ácido, ya que el agua de mar contiene 35 gramos de sales por kilo. Y la sal está formada por cloro (NaCl, cloruro sódico).

«Habrá explosiones. Es como si mezcláramos aceite hirviendo con agua. Se puede generar una lluvia ácida que cause a la población irritaciones de garganta y de nariz», ha expuesto.

Mangas ha destacado que, en cualquier caso, «será un espectáculo maravilloso» el que queda por presenciar de esta erupción histórica que ha confiado en que produzca los menos daños materiales posibles.

Respecto a la repercusión de este fenómeno geológico en la atmósfera, Mangas ha informado de que la columna eruptiva va a expulsar a una distancia superior a los cinco kilómetros cenizas de menos de dos milímetros.

El geólogo ha subrayado que los aviones transitan por la tropostera, es decir, a una altitud de entre 10 y 15 kilómetros, por lo que ha descartado que esta erupción afecte a la aviación comercial, aunque sí a la de pequeñas aeronaves, a las que ya se ha prohibido circular.

Lo que sí ha asegurado el catedrático de la ULPGC es que, si la erupción se prolonga en el tiempo, el sur de la isla de La Palma puede verse afectado por una capa importante de cenizas y por gases tóxicos que dañarán los cultivos, ya que ésa es la dirección que está tomando el material que desprende.

EFE