La falda de hombre ha llegado y así la pueden llevarla

Bolsos, carteras de mano, vestidos y faldas ya no son prendas exclusivas para la mujer. En realidad, nunca lo fueron, y hay ejemplo de ello en distintas culturas de todo el mundo, pero para los occidentales siguen siendo piezas muy vinculadas al armario femenino. Somos nosotros los que les ponemos límites de carácter ambiental porque la industria de la moda hace ya tiempo que le quitó tiró abajo las barreras imaginarias que marcaban dichos límites. A continuación, profundizamos en un caso concreto de los citados: la falda.

Somos conscientes de que por mucho que el abandono o superación de los roles de género contemporáneos por una parte cada vez más amplia de la sociedad, especialmente en las nuevas generaciones, habrá quien diga que la falda es una prenda de mujer. Igual que el rosa es para niñas porque “así ha sido siempre”, cosa que no es verdad. Pero incluso aunque lo fuera, permanecer anclados mientras el tiempo avanza no parece la decisión más lógica, ni mucho menos la más divertida. Y si por algo destaca la moda es por su sensibilidad y permeabilidad a los cambios sociales, junto a los que camina de la mano. Abrir la mente es imperativo para seguir alcanzando.

¿Cómo llevar la falda en clave masculina?

La respuesta es muy sencilla: como te dé la gana. Y el motivo es evidente: si te atreves a llevarla, ¿qué más da cómo la combines si va a ser la absoluta protagonista del look? Nadie, ni tú mismo, se quedará indiferente ante tu apuesta. Es lo que tiene viajar en el vagón de la vanguardia. Para lo malo, pero sobre todo, para lo bueno, que es mucho.

Dicho esto, en las faldas masculinos predominan unos patrones concretos. Diseños midi o largos, con protagonismo para tejidos como el cuero, la lana y el algodón, este último sobre todo en la temporada de calor, y colores como el negro, y con gusto especial de los diseñadores por las tablas. Esto no quiere decir que sean las únicas, ya que puedes encontrar en el mercado diseños que no llegan más allá de la altura de la rodilla -incluso hay firmas que apuestan por la minifalda-, otros que apuestan por tonos opuestos, como por ejemplo el blanco o el beis, y también faldas lisas o de tipo wrap -cruzadas-.

Como ves, el abanico de opciones es amplio. Y todavía se amplía más si introduces la variable del calzado, ya que una falda masculina, como las de mujer, lo aceptan todo: desde las sandalias del momento, ya sean tipo ‘ugly’ o con tiras de cuero, hasta zapatos con plataforma o un poco de tacón pasando por las botas militares, que evidentemente tendrán que esperar la vuelta del frío, o al menos del fresquito, para retomar el protagonismo que ha tenido en los últimos inviernos.

EFE