Los pingüinos antárticos están comiendo microplásticos

Una investigación con participación de científicos españoles ha encontrado en las heces de especímenes antárticos, restos de materiales plásticos de diferentes polímeros, como el poliester y el polietileno.

La contaminación plástica es uno de los grandes problemas medioambientales de la sociedad de nuestra era y ya existen una gran cantidad de estudios que nos han mostrado y nos muestran cómo los microplásticos, esas partículas de menos de 5 milímetros de espesor, están ya presentes prácticamente en todas las partes de nuestro globo. Por si esto fuera poco, se estima que para alrededor de 2050 habrá más plásticos que peces en nuestros mares y océanos.

Ahora, una nueva investigación publicada en la revista Science of the Total Environment, destaca la necesidad de conocer los efectos de estas partículas y establecer medidas más efectivas para controlar la contaminación por plásticos y otras partículas de origen humano en el continente antártico, ya que han descubierto grandes cantidades de microplásticos, como poliéster y polietileno, entre otras partículas de origen no natural en las heces de hasta tres especies de pingüinos antárticos: el Adelia (Pygoscelis adeliae), el barbijo (Pygoscelis antarcticus) y el papúa (Pygoscelis papua).

Los microplásticos aterrizan también en la Antártida

Los científicos, cuyo equipo internacional ha contado con la participación de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), tenían como meta analizar la presencia de microplásticos en la península antártica y en el mar de Escocia, por su importancia ecológica.

Los expertos recogieron excrementos durante siete temporadas entre 2006 y 2016 de varias especies de pingüinos antárticos, para posteriormente analizarlas y evaluar la presencia de microplásticos en estos hábitats tan relevantes. Los resultados revelaron que la dieta de estas tres especies, Adelia, barbijo y papúa estaba compuesta mayoritariamente por krill antártico, un pequeño crustáceo que puede vivir hasta seis años y que es propio de las aguas frías de los océanos Atlántico y Pacífico en las inmediaciones de la Antártida. Sin embargo, aparte de este animal, también hallaron microplásticos en porcentajes alarmantes en las heces de los pingüinos: un 15% en el caso de Adelia, un 28% en el barbijo y, finalmente, un 29% en papúa -también llamado pingüino gentú o juanito-.

“Estos contaminantes llegan a mares y océanos principalmente a través de la basura y los desechos procedentes de las actividades antrópicas”

Entre las partículas extraídas de las heces, el 35% eran microplásticos, especialmente polietileno (en un 80%) -el polímero más simple del que se producen unos 80 millones de toneladas al año en todo el mundo-, y poliéster (en un 10%) -una fibra sintética ampliamente usada en la industria textil- . El origen del 10% restante no pudo identificarse con claridad, añaden los expertos.

Según los investigadores, estas sustancias aparecieron con una frecuencia similar en todas las colonias de pingüinos, “lo que nos lleva a pensar que no existe un punto de origen específico de contaminación dentro del Mar de Escocia. Es necesario seguir estudiando en esta línea para comprender mejor la dinámica de estas sustancias y sus efectos en estos ecosistemas para orientar las nuevas políticas de gestión en el continente antártico”, explica Filipa Bessa, investigadora de la Universidad de Coimbra.

¿Cómo han ingerido microplásticos?

“Estos contaminantes llegan a mares y océanos principalmente a través de la basura y los desechos procedentes de las actividades antrópicas”, explica Andrés Barbosa, científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y líder del estudio.

“Dada la baja presencia humana en el océano antártico y en la Antártida, cabría esperar una baja contaminación por microplásticos en estas áreas. Sin embargo, las estaciones de investigación, los barcos pesqueros y turísticos y las corrientes marinas hacen que estas partículas lleguen a estos hábitats, pudiendo provocar una alta concentración a nivel local”, aclara José Xavier, investigador de la Universidad de Coímbra (Portugal).

Océanos de plástico

Hace pocos meses, un estudio publicado en la revista Global Change Biology reveló que la tasa de consumo de plástico por parte de los peces marinos se ha duplicado en la última década y está aumentando en más de un 2% anual. Analizando globalmente la contaminación plástica en el océano relativa a 555 especies de peces marinos, descubrieron que 386 especies de peces, dos tercios de todas las especies, habían ingerido plástico. Y de ellos, 210 eran especies que se pescan comercialmente. Incluso con una cantidad cada vez mayor de investigaciones sobre este campo, es probable que aún estemos subestimando el alcance y la gravedad del problema.

Se sabe poco sobre cómo el plástico ingerido afecta a los peces y los ecosistemas marinos, y aún menos sobre cómo la salud humana podría verse afectada cuando los peces que comen plástico terminan en la mesa.

Con todo, la vida de los plásticos es muy larga: pueden durar en el medio ambiente más de 50 años, y será necesaria una investigación más profunda para ver las consecuencias en todos los ecosistemas terrestres.

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